Terminator 2: Las claves de una obra maestra

Explosiones, Schwarzenegger, mucho metal líquido y un ritmo endiablado son las señas de identidad de una de las mejores películas de acción de la historia del cine. Analizamos en 10 puntos las claves que convierten a Terminator 2 en una obra maestra de su género. El 16 de abril a partir de las 18:00 en Canal Hollywood vamos a poner el martes patas arriba para que viajes a una carrera por la supervivencia en la que todo está en juego.

 

  • ¿Quién dijo que las segundas partes nunca fueron buenas?

La película original, dirigida también por James Cameron, contó con un presupuesto modesto y no tuvo mucha suerte en taquilla. Fue en el mercado home video dónde consiguió hacerse un hueco, convirtiéndose en película de culto. El resultado final hizo posible que los estudios confiaran en James Cameron para darle carta blanca en su siguiente película: Aliens, el regreso. Casi una década después, la productora Carolco (ya desaparecida) se arriesgó apostando la friolera de 100 millones de dólares (de la época) para dar luz verde al que fuera el blockbuster del verano, y con la ayuda de una campaña de marketing notable, y un gran éxito que amasó más de 500 millones de dólares solo en cines.

  • El sello James Cameron

Poca presentación necesita una de las mentes más aclamadas de Hollywood. Como ya hiciera con la secuela de la saga Alien, el director canadiense se volvía a poner en la tesitura de verse tras las cámaras de una secuela de acción, solo para, de nuevo, elevarla sobre la original e imprimir su mirada en el celuloide. Esta producción fue uno de los cimientos que posteriormente le permitieron al director levantar algunos de sus proyectos más relevantes, como lo fuera Titanic pocos años más tarde. A comienzos de los noventa, y ya antes de la historia de amor que enamoró al planeta, el mundo ya era del realizador.

  • Los efectos especiales y el respaldo de la crítica

Gran parte del elevado presupuesto del film recaía, por supuesto, en los complejos efectos especiales y visuales de la película, que ya fueron testados en su filme inmediatamente anterior: The Abyss. Con un acabado entonces espectacular para la época, el equipo de la película cosecharía el respaldo de la crítica que se manifestaría con hasta cuatro premios Oscar: sonido, maquillaje, efectos visuales y efectos sonoros. Esto es más importante si además tenemos en cuenta que fue una de las películas más nominadas de su edición (con seis menciones), habiendo sido su predecesora completamente obviada en su respectivo año, 1984.

  • Sarah Connor

Lejos de la divertida y espontánea camarera que conocimos en la cinta original, el giro de 180º del personaje de Linda Hamilton no hace más que añadir capas a la película. Presentada en un Hospital Psiquiátrico y con una dimensión psicológica compleja, el personaje está lleno de fuerza y, como ya hiciera el director con la Teniente Ripley de Aliens, se consolida como una feroz defensora de su cachorro, y emblema y plato fuerte de la película. Sin duda un personaje que no debe faltar en ningún ranking sobre mujeres de armas tomar.

  • La atención al detalle en sus escenas de acción

Desde la secuencia inicial, las escenas más complejas se presentan ante el espectador de manera clara y prácticamente sin descanso, jugando con las dosis de acción y guiando al espectador sutilmente. Por ejemplo, en la escena de la persecución por el viaducto, el director decidió mostrarnos un tanque de gasolina perdiendo líquido y posteriormente la chispa con la consecuente explosión, evitando mostrar esta directamente, y justificando así los hechos para no perder visualmente al espectador en una nube efectista de humo rojo. La narración cinematográfica al servicio de la acción pura y dura.

  • El villano

Dos no se pelean si uno no quiere, y aquí el que quiere, quiere para rato. El libreto del film nos regala un villano memorable y a la altura de las circunstancias, lo que permite que la narrativa de la película funcione con mucha más precisión y fuerza. Sin duda, la relación héroe-némesis es un pilar fundamental de la historia, y es Robert Patrick el encargado de dar vida al T-1000, un sanguinario robot con una clara misión. Más complejo, más letal, y mejor en todo.

  • La banda sonora original

Alejándose ligeramente de los sintetizadores que caracterizaban la banda sonora de la película original, el músico Brad Fiedel aporta un sonido más robusto y metálico al tema principal, consiguiendo trascender con creces en la cultura pop. Mientras este tema resuena emocionalmente para el protagonista, el autor de las partituras originales se centra en crear además un memorable leitmotif para el villano T-1000. Con unos zumbidos robóticos, el espectador tiene claro que el peligro está cerca. El recurso casa a la perfección. Mención aparte para la inclusión del tema You could be mine, de Guns N’ Roses, en plena efervescencia de éxito de la banda, aunque originalmente desglosado en la escena del guión con I wanna be sedated, de The Ramones.

  • “Hasta la vista, baby”

¿No te suena? Una de las frases más icónicas y memorables de la historia del cine. Con esta frase el director alcanzaba el rango mítico del “Volveré” de Terminator , aunque por misterios del doblaje esta frase solo podrás oírla en su versión original, ya que en España se sustituyó en la versión doblada por “Sayonara Baby”.

  • ¡Sigue viva!

Casi atemporal, lo que más hace a Terminator 2 una obra maestra es precisamente que ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo. Su fotografía no tiene nada que envidiar a producciones actuales con unos efectos digitales de infarto, y podría decirse que desde su estreno ha establecido las bases para muchos de los films contemporáneos del género. Además, en 2017 se re-estrenó en salas, demostrando una vez más que no parece que la hayamos superado como experiencia.

No nos hemos olvidado de ella, pero nunca está de más recordar la grandeza de Terminator 2, y puedes hacerlo el 16 de abril a partir de las 18:00 en Canal Hollywood. Aunque también podrás recuperarla el 20 de abril a las 00:15). Tu eliges el día del juicio final.