5 motivos para disfrutar de la trilogía de El Señor de los Anillos al completo

En Canal Hollywood sabemos que elegir tu película favorita de la trilogía de El Señor de los Anillos puede convertirse en algo más complicado que llegar ileso al Monte del Destino. Por eso, te damos los 5 motivos por los que no deberías a perdértela.

¡Récord de nominaciones… y de premios!

¿Sabías que es la saga cinematográfica más galardonada de toda la historia del cine? De entre sus más de 300 galardones cabe destacar un total de 30 nominaciones a los Óscar, y sus nada más y nada menos que 17 estatuillas. Entre tanto brillo cabe, además, destacar El Retorno del Rey y los 11 premios con los que cerró la edición de 2003. Una marca que solo han conseguido otras tres películas, ¿adivinas cuáles?

No molestar

Si eres de esas personas a las que les cuesta salir del sofá pero que se sienten mal por ello, te damos la justificación perfecta para no hacerlo durante los 558 minutos que dura la saga al completo. No hace falta que cojas la calculadora; equivale a más de 9 horas en compañía de hobbits, elfos, enanos y algún que otro orco.

Inmersión lingüística

A estas alturas no es necesario hablar de la importancia que tienen los idiomas, especialmente si tienes pensado en hacerte una escapada por la Tierra Media. Podrás escuchar más de 14 idiomas élficos diferentes, todos ellos con el finlandés y galés como lenguas madres.

Una obra de arte… ¡y millones!

Por si la trama de las novelas de J. R. R. Tolkien no fuera suficiente, El Señor de los Anillos se como una obra de arte en el sentid más amplio de la palabra. Una fotografía inmejorable, localizaciones capaces de hacernos soñar con la fantasía de la Tierra Media de un solo vistazo, y efectos visuales que marcaron un antes y después en la historia del cine. Eso sí, todo por el módico precio de 280 millones dólares (calderilla con los 3.000 recaudados en cines).

La música como protagonista

Una saga del calibre de El Señor de los Anillos debe ir acompañada de una banda sonora a la altura. Así se lo hicieron saber a su compositor, Howard Shore, quien contó nada más y nada menos con la Orquesta Filarmónica de Londres para interpretarla. ¡Casi nada!