Y de repente, Teresa

Bajo el reinado de Felipe II, la Inquisición controla con extremado celo a una sociedad en la que nadie está libre de sospecha. 

El implacable inquisidor Rodrigo de Castro, ambicioso y extremadamente frío, es el encargado de iniciar una cruzada contra las “alumbradas”, beatas que entran en éxtasis y dicen tener visiones y misteriosas revelaciones.

Su cacería no habrá terminado hasta que se haga con un objetivo concreto, una presa de renombre cuya caída supondría un antes y un después en los procesos inquisitoriales.

Su nombre: Teresa de Jesús.