Ser más feo que Picio

Picio fue un icono de fealdad. Por contra, podemos citar el ejemplo de lo que significaba Helena Ivanovna Diakonova para Salvador Dalí. Ella era una inspiración y símbolo de la máxima expresión de belleza. Pero no nos desviemos del tema.

¿Quién fue Picio y cómo dio lugar a la expresión popular «Ser más feo que Picio»?

El inicio de esta historia se remonta al siglo XIX, cuando condenaron a muerte a un zapatero de nombre Picio. Sin embargo, no ha trascendido con total certeza el motivo por el cual acusaron a este granadino original de la ciudad de Alhendín.

Lo que sí ha llegado hasta nuestros días es que Picio se encontraba cerca de conocer su final cuando, súbitamente, fue absuelto. Ante la aterradora pero a la vez afortunada situación, el zapatero que protagoniza esta leyenda sufrió los efectos de verse en tal tesitura.

Se cuenta que en los días posteriores al suceso mencionado empezó a percibir importantes cambios en su cuerpo. Picio perdió el pelo de cabeza y cejas. No contento con esto, el granadino también notó como le salían unas extrañas protuberancias en el rostro. En aquella época, por suerte o por desgracia, aún no había cámaras fotográficas que pudiesen captar tal despropósito.

Sus vecinos sí que vivieron el acontecimiento y promulgaron el origen de unas de las expresiones populares más desafortunadas: Ser más feo que Picio.