Rey Canuto

Canuto II de Dinamarca, más conocido como Canuto I el Grande por su llegada al trono de Inglaterra, nació en Dinamarca en el año 994 y falleció en 1035 en el Reino Unido. Durante su juventud, libró una cruenta guerra contra los ingleses junto a los mejores guerreros de su país natal.

Primeros años y ascenso al trono

Cuando solamente contaba con dieciocho años, Canuto acompañó a su padre, Svend I, rey de Dinamarca en ese momento, a luchar frente a las costas inglesas. La superioridad de las tropas vikingas pronto consiguió mermar las defensas inglesas. La batalla continuó por todo el país y los daneses llegaron hasta las puertas de Londres.

Para ralentizar su paso, los ingleses derribaron el puente que unía la ciudad con el otro lado del río Támesis. Aun así, para evitar más muertes, la corte nombró a Svend rey de Inglaterra la víspera de Nochebuena del año 1013. El monarca destronado, Etelredo II, salvó la vida gracias a su rápida huida hacia Normandía junto a su mujer y sus tres hijos. Su esposa era hija del duque de Normandía, razón por la cual decidieron acudir allí.

Sin embargo, las heridas que había sufrido Svend I a causa de los numerosos combates terminaron causándole la muerte. Su estancia en el trono inglés apenas duró unas semanas. En febrero del año 1014 falleció y Canuto regresó a Dinamarca tan solo un par de meses después.

Etelredo, tras conocer la noticia, decidió volver a su país y reclamó el trono. Esto obligó a Canuto a invadir Inglaterra de nuevo. Etelredo II falleció en el año 1016 y su hijo Edmundo II pasó a ocupar el trono. Para evitar una masacre, este se reunió con Canuto y acordó ceder todo el país, excepto Wessex, al danés.

La corte proclamó a Canuto I como rey en enero de 1017. En noviembre de 1016, Edmundo II falleció, de modo que se consolidó como el único mandatario de Inglaterra.

Reinado de Canuto

Canuto se había casado durante la invasión a Inglaterra con Aelfgifu, la hija de un caballero de Northumbria. Con ella tuvo a sus dos primeros hijos. La boda se llevó a cabo según la tradición nórdica, pero no de acuerdo con los ritos cristianos.

En consecuencia, a ojos de Dios, Canuto seguía soltero y Aelfgifu era su amante. Por eso, tras su llegada a la corte, contrajo matrimonio con la viuda de Etelredo. Emma de Normandía todavía era joven, tenía solo unos años más que Canuto, y le dio un tercer hijo. Este movimiento evitó que cualquier pretendiente al trono tuviera fundamentos suficientes para postularse como rey.

Para ganarse el favor de la Iglesia, Canuto otorgó generosas sumas de oro a sus líderes. Asimismo, se comprometió a reparar todos los lugares de culto que habían sido objeto de asaltos vikingos y donó gran cantidad de oro a los templos. Durante todo su reinado, Canuto siguió construyendo nuevas iglesias tanto en Inglaterra como en su país natal.

Para prevenir posibles revueltas entre sus súbditos, no trató de cambiar las costumbres del pueblo. Lejos de ello, mantuvo en vigor la mayoría de leyes vigentes hasta entonces y se esforzó por preservar la paz en el reino.

Una vez que se aseguró el trono inglés, Canuto I viajó a Dinamarca junto al hijo que había tenido con Emma de Normandía y lo dejó a cargo de Ulf Jarl, a quién nombró regente. A pesar de que era solo un niño, vivió en el país nórdico alejado de su padre durante buena parte de su juventud.

Canuto I también puso mucho interés en llevarse bien con sus vecinos. Sus lazos de sangre con Normandía le garantizaban la paz con el cercano duque de Normandía. Igualmente, tuvo buenas relaciones con el emperador alemán Conrado II y, de hecho, llegó a asistir personalmente a su ceremonia de coronación en la ciudad de Roma.

Como muestra de su amistad, Canuto casó a una de sus hijas con el que sería, unos años más tarde, emperador del Imperio Romano Germánico, Enrique III. Conrado, por su parte, cedió a Canuto algunas tierras alemanas cerca de la frontera con Dinamarca. Esta relación de fraternidad que unió a ambos mandatarios se mantuvo a lo largo de los siguientes años.

Últimos años de reinado y nuevos enfrentamientos

El 1027 quedó marcado en la historia de Escocia. Los tres reyes escoceses reconocieron a Canuto como rey de toda Inglaterra después de algunas refriegas con las tropas danesas. Ese mismo año, la guerra entre Dinamarca y Noruega había llegado a su punto álgido. La superioridad naval de los primeros obligó al rey noruego a exiliarse en el Imperio ruso.

Cuando el antiguo rey de Noruega trató de recuperar su país, los propios ciudadanos noruegos acabaron con su vida en la batalla de Stiklestad, en el año 1030. Canuto aprovechó estos acontecimientos para coronarse como rey de Noruega un año más tarde. Su imperio seguía creciendo y ya contaba con tres reinos importantes.

Fallecimiento y sucesión

Canuto murió el 12 de noviembre del 1035 en Shaftesbury, Inglaterra. Tras su fallecimiento, tal como dictó su testamento, se repartió su reino entre sus tres hijos. Harold permaneció al frente del reino de Inglaterra. Sweyn se quedó con Noruega y Hardenkund pasó a ocupar el reino de Dinamarca y se coronó como Canuto III. Tras la muerte sin descendencia de Harold en el año 1040, el trono inglés también pasó a sus manos.

No obstante, la sucesión de Inglaterra no duró mucho en manos de la familia de Canuto. Canuto III falleció sin descendientes en el año 1042 tras ingerir una gran cantidad de alcohol en una boda en la localidad de Lambeth.

Canuto I el Grande es uno de los personajes históricos más relevantes de la historia de Dinamarca. Conservó durante casi 20 años el trono inglés y trató de preservar la paz durante su reinado. Su objetivo principal fue unir de nuevo al pueblo anglosajón tras las dos guerras que mantuvieron con los vikingos en los años anteriores.