¿Qué esconde la tumba de Palenque?

¿Conoces la teoría de «El Astronauta de Palenque»? Durante miles de años la humanidad ha mirado al cielo esperando recibir alguna señal que demuestre que hay vida más allá de la Tierra. Sin embargo, quizá no deberíamos enfocarnos en las estrellas, sino mirar hacia atrás, a nuestro pasado.

Históricamente han sido muchas las hipótesis que han surgido defendiendo que nuestro planeta ya ha sido visitado. Una de las teorías más famosas a este respecto es la de ‘El astronauta de Palenque’, un descubrimiento arqueológico rodeado de curiosidades y extrañezas.

En 1949 el arqueólogo francés Alberto Ruz de Lhuiller descubrió en el Templo de las Inscripciones el sarcófago de K’inich Janaab’ Pakal, gobernante de Palenque. La primera diferencia frente a otros descubrimientos previos es que la tumba se construyó antes que el templo, pues el tamaño de la losa que la cubre hace imposible su colocación posterior, algo fuera de lo común. Por otro lado, las inscripciones mayas que cubren la losa, se han convertido en el principal foco de debate y en las verdaderas protagonistas del mito de ‘El astronauta de Palenque’.

Mientras Alberto Ruz de Lhuiller defiende que se trata de la representación de la muerte de Pakal y su bajada al infierno a través del árbol cósmico para después renacer (según la simbología maya); el ufólogo ruso Alexander Kazantev aseguró que se trata de Pakal sentado a los mandos de una nave espacial. Según su interpretación, mucho más figurativa, el astronauta de Palenque aparecería reclinado, con sus manos manejando los controles, sujeto a un cinturón de seguridad, con una máscara de oxígeno en la nariz y los pies apoyados en unos pedales. También destacaría el fuego provocado por el motor de la nave, así como una gran cantidad de tornillos y tubos retráctiles.

Pero si el misterio en torno a los bajorrelieves que cubren la tumba de Palenque no parece suficiente para sustentar la teoría del astronauta, al observar su interior las dudas aumentan.  La suntuosidad del sarcófago hace pensar que contiene el cadáver de un rey o un sacerdote, pero su cráneo no muestra huellas de deformación y su dentadura carece de piedras preciosas, detalles habituales entre la nobleza maya. Además, pese a que las inscripciones afirman que Pakal falleció a los 80 años, las pruebas que se han realizado a los restos óseos aseguran que se trata de un ser humano mucho más joven, y con estatura estimada de 1,73 metros (veinte centímetros más de la que debiera tener un maya).

Las dudas sobre si Pakal fue un viajero del tiempo o un visitante extraterrestre están ahí, y para los más curiosos HISTORIA ofrece valiosas respuestas con la Aliens Week.  Del 27 de agosto al 3 de septiembre, a partir de las 22:50 horas, se desvelarán  hechos que hasta la fecha habían sido indescifrables a través de un acercamiento científico de la mano de expertos y testigos reputados, como  Giorgio A. Tsoukalos, especializado en la teoría de los antiguos astronautas.