¿Qué eran las encomiendas de los Templarios?

Los Templarios fueron visionaros en muchos aspectos, uno de ellos era la gestión del dinero.
Conforme los Templarios iban siendo requeridos por reyes, nobles, empresarios, etc, sus ganancias crecían de manera exponencial. Las joyas y el oro no eran complicados de almacenar, pero con el tiempo el pago se les hacía con tierras, castillos e incluso pueblos. La gestión de esos recursos se comenzó a organizar en “encomiendas”.
Cuando una de estas donaciones era villas o propiedades, las personas que trabajaban en ellas pasaban a ser también propiedad de la orden del Temple. En caso de estar muy alejadas o deshabitadas, las propiedades eran arrendadas para sacar dinero de ellas. 
Las encomiendas era pequeños poblados, autosuficientes e independientes dentro de las ciudades. Éstos estaban amurallados, normalmente de forma cuadrangular. En ellos solían encontrarse un monasterio, donde vivían el comendador y los caballeros, una casa de artesanías, la granja para los criados y trabajadores como pastores, ganaderos o agricultores y un albergue. Cada encomienda podía llegar a administrar 10 casas, molinos, aldeas, campos y granjas.
Ya que el objetivo principal de la orden era proteger al peregrino, las encomiendas se situaban siempre que fuera posible en el borde de caminos y vías comerciales. Además, se intentaba tener varias encomiendas a lo largo de las principales rutas de peregrinaje para que los peregrinos pudieran ir de una a otra en su ruta diaria.
Para poder mantener estas encomiendas y las tropas desplegadas, las encomiendas se convirtieron puntos comerciales, donde vendían recursos agrícolas y ganaderos para los que quisieran. Llegaron a desarrollar la ley de la oferta y la demanda. Guardaban cereales en silos y cuando la cosecha era mala un año, vendían todo lo almacenado.

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