¿Podremos vivir eternamente?

Desde hace miles de años, la esperanza de vida de hombres y mujeres ha ido incrementándose en consonancia con la mejora de las condiciones de vida y los avances en medicina. 

España es el país con la mayor esperanza de vida de toda Europa, siendo la de los hombres 78 años y la de las mujeres 82 años. Es un dato increíble teniendo en cuenta que en 1900 no superaba los 35 años.

La esperanza de vida no se mide por la edad máxima a la que llega la gente más longeva sino por la edad media de la muerte.  

Ya en tiempos del paleolítico, las condiciones de vida eran tan duras y extremas, que llegar a los 15 años era una auténtica prueba de vida por lo que al cumplir los 45-50 años, los achaques de una vida tan dura migrando de un lugar a otro en busca de alimento, cazando y recolectando, pasaba factura. Llegar a viejo era un privilegio al que muy pocos alcanzaban.

La idea de la vida eterna ha rondando la cabeza de científicos desde hace décadas. Sabemos que nuestro cuerpo es finito y inevitablemente conforme más años vivamos, más muerte celular y más riesgo de enfermedades tenemos. Aunque nos esforcemos el comer más sano, alejarnos de sustancias nocivas, hacer ejercicio, el cuerpo llega un punto en el que se agota y llega inevitablemente el fin.

Por ello, se lleva investigando desde hace décadas en métodos para poder vivir cada vez más años y curarnos (o protegernos) de enfermedades mortales hasta hace poco. Aunque el cáncer sigue copando una gran mayoría de las muertes, los avances que se han desarrollado en este campo son impensables hace apenas unos años. Actualmente ya existe la vacuna contra el virus del papiloma humano que acelera el cáncer de cuello de útero. Además, ya se está avanzando enormemente en una vacuna contra el cáncer de pulmón. Otro tipo de cáncer como el de mama, ha aumentado increíblemente sus tasas de supervivencia gracias a los fármacos y a la detección temprana de la enfermedad.

Pero a pesar de estos avances, ¿podríamos vivir en plenas facultades físicas eternamente?. En los años 50 y 60 mucha gente comenzó a hacerse esta pregunta y solo algunos pudieron acceder a este nuevo sistema. La esperanza de muchas de estas personas era no sólo poder vivir en el futuro sino que cuando fueran descongelados, existiera una cura para la enfermedad que padecían. Se desconoce el número real de personas criogenizadas aunque si se conoce la identidad de una de ellas, James Bedford. Este señor fue congelado en 1967 mediante un proceso similar al que se aplica hoy en día para congelar óvulos y esperma. Se han hecho ensayos en organismos de menor tamaño, pero se desconoce si la vuelta a la vida será posible y de ser así, en qué condiciones.
La empresa rusa KrioRus desveló hace poco que ya hay congeladas en sus instalaciones 300 personas. En esta empresa preservar un cerebro cuesta 12.000€, cuerpo y cabeza 36.000€. ¿Es realmente una opción real de supervivencia?