La expresión «pelar la pava» está muy arraigada en nuestro vocabulario habitual, aunque su significado se ha ido desvirtuando. Hoy en día se utiliza para expresar cuando alguien no hace nada de provecho o cuando se pierde el tiempo.
A pesar de ese nuevo giro que actualmente ha adoptado la expresión, el origen no está muy claro. Algunos lingüistas lo localizan en Andalucía, cuando las mozas casaderas quitaban las plumas al pollo o al pavo mientras eran cortejadas por sus pretendientes. Cuando las madres las llamaban para volver a casa decían: «estoy pelando la pava». Este significado también podría proceder de cuando las cocineras estaban preparando la comida. Normalmente las cocinas de las casas de gente adinerada daban a callejones, con ventanas, donde los amantes y pretendientes de las doncellas iban a cortejar a sus amadas. Cuando la señora les llamaba decían: «no puedo ir, estoy pelando la pava».
Otro de los posibles orígenes de esta expresión podría haberse dado cuando los jóvenes acudían a una cita con una mandolina o guitarra, cuya silueta podría parecer a la de una persona sujetando una pava con una mano mientras la pelaba con la otra.
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