Mitos de la carrera espacial

La Historia se reinterpreta con el paso de los años. Contarla en presente es complicado, ya que, a la percepción individual del que la narra, hay que sumarle el cúmulo de intereses que rodean a las partes participantes. En este sentido, la carrera espacial -englobada dentro del contexto histórico de la Guerra Fría– es uno de los periodos en los que más propaganda contemporánea  se hizo, con el objetivo de amedrentar al bando contrario.

Entre 1957 y 1975, los Estados Unidos (EEUU) y la Unión Soviética (URSS) mantuvieron un impetuoso pulso por ver quién iba más allá a la hora de explorar el espacio exterior y, en consecuencia, demostrar un poder absoluto sobre el rival. Este periodo comenzó con el lanzamiento soviético del Sputnik, el 4 de octubre de 1957, y finalizó con la misión conjunta entre las dos superpotencias Apolo – Soyuz el 17 de julio de 1975, aunque otros crean que el verdadero fin se produjo en el momento que el comandante Neil J. Armstrong y la tripulación del Apolo 11 puso un pie en la Luna.

Dependiendo del origen de quien lo relata, los acontecimientos pueden ser tomados de una u otra forma. Lo que sí se ha admitido es que “los rusos ganaron la batalla, pero los americanos la guerra”. Esta frase demuestra que la realidad es más compleja de lo que parece y durante este periplo, tanto EEUU como la URSS, lanzaron premisas que con el paso de los años han cojeado en sus argumentos.

A continuación desmontamos algunos mitos de la carrera espacial:

1. ¿Un pequeño paso para el hombre?

La llegada del hombre a la Luna supuso uno de los mayores hitos de la historia de la humanidad y, como tal, hubo que maquillar algunos de sus hechos.

Todos tenemos en mente la imagen de Neil Armstrong  bajando por la escalerilla del módulo lunar y pronunciando: “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”. Pero fue Edwin E. Aldrin Jr. quien verdaderamente dijo las primeras palabras: “Contact light! Okay, engine stop, ACA – out of detent”. Y Armstrong contestó: “Out of detent”. A lo que, unos minutos después, el comandante Armstrong añadiría su famoso: “Houston, aquí Base de la Tranquilidad, el Eagle ha aterrizado”.

2. ¿Fue el Sputnik el primer satélite artificial de la humanidad?

La respuesta es no. Es cierto que el 4 de octubre de 1957 la esfera PS1 -conocida más tarde como el Sputnik 1- alcanzó el espacio y se puso en órbita terrestre, pero ese mismo día otros dos objetos consiguieron el mismo logro.

El primero fue una pequeña cofia que protegía al satélite durante su ascenso y, en segundo lugar, el misil R-7 Semiorka 8K71PS (M1-PS) de 26 metros de largo y 7,5 toneladas de peso. Por ello, lo que la URSS puso en órbita fue la etapa central del misil que contenía en su interior al Sputnik 1. Este se mantuvo en órbita hasta el 2 de diciembre del mismo año, mientras que el Sputnik 1 lo hizo hasta el 4 de enero de 1958.

3. Laika no fue el primer animal enviado al espacio

La perrita soviética Laika ha dado nombre a millones de canes alrededor del mundo. El 3 de noviembre de 1957, la Unión Soviética ponía en órbita a un ser vivo por primera vez en la historia. Sin embargo, Laika no fue el primer animal o ser vivo en llegar al espacio. El 14 de junio de 1949, Estados Unidos enviaba al mono Albert II a 134 kilómetros de altura dentro de un misil V-2 y que concluyó con un fatal desenlace. Antes ya le había pasado lo mismo a su congénere Albert I y, después, a otros cuantos primates más.

Asimismo, antes que Laika, hubo dos perros soviéticos -Tsigan y Dezik- que fueron enviados al espacio y regresaron vivos, seis años antes de la archiconocida aventura.

4. ¿Los humanos pisaron antes la Luna?

Otro de los mitos de la carrera espacial es que Frank Borman, James Lovell y William Anders se convirtieron en los primeros seres vivos en abandonar la gravedad terrestre, alcanzar la órbita lunar y volver sanos y salvos a la tierra.

Ese honor está reservado para dos tortugas Testudo horsfieldi de la misión soviética Zond 5 (7K-L1 nº 9) que, junto a otros insectos y plantas, se adelantaron a los astronautas de la expedición Apolo 8 en septiembre de 1968.

5. La verdad del bolígrafo espacial

La anécdota del bolígrafo de la NASA es una de las leyendas más extendidas de la carrera espacial. En 1965 la Agencia Espacial estadounidense encargó 34 bolígrafos -a 129 dólares unidad- a la empresa Tycam de Houston para el programa Gémini. Un precio muy alto para la época, si se tiene en cuenta que la cantidad equivaldría a los 1.000 dólares actuales.

Por su parte, los rusos utilizaban lápices normales y corrientes. La explicación es que los soviéticos se servían en sus naves de una atmósfera similar a la que disfrutamos en la tierra, mientras que los americanos empleaban una atmósfera de oxígeno puro y altamente inflamable. En este sentido, los lapiceros comunes son fácilmente incendiables y, además, desprendían residuos dentro de la nave espacial.

No obstante, sí que se utilizaron lapiceros en las misiones Apolo y Skylab.