Madame de Stäel, el temor de Napoleón

El emperador francés temía la influencia de Anne Louise Germaine Necker, una mujer, no sólo,  bien posicionada en la sociedad intelectual de finales del siglo XVIII, sino que consiguió formar parte de ella.

Nació ya formando parte de la alta sociedad parisina, su madre influyó en su inquietud cultural y literaria que terminaría por convertirla en escritora, en especial de ensayos, como De la influencia de las pasiones sobre la felicidad de los individuos y de las naciones. 

Gracias a estos escritos y a las famosas reuniones que, al igual que su madre, realizaba en su salón, al que asistían los intelectuales de la época, como el pensador Benjamin Constant, con el que mantuvo una relación sentimental, y que además era contrario a Napoleón. Estas reuniones derivaron en debates políticos y no solo culturales.  Todo esto ayudó a que su influencia adquiriera gran importancia en la época, tanto es así que los rumores decían en Europa hay tres grandes potencias: Gran Bretaña, Rusia y Madame de Staël. 

Por eso no es de extrañar que el emperador Bonaparte desconfiara de esas reuniones y sus tendencias liberales, y aprovechara uno de los numerosos viajes de Stäel para no dejarla volver y obligarla al exilio, recorriendo diversos países como Alemania donde conoció a personajes ilustres de la talla de Goethe.

Cuando Napoleón cayó en 1815 ella volvió a su ciudad natal, París y de nuevo abrió su salón de debate.