Las riquezas de los Templarios

Los templarios no sólo protegían a los peregrinos que iban a Tierra Santa sino que con el tiempo comenzaron a desarrollar más actividades. Una de esas actividades es la que propició su desaparición. 

Conforme ganaban batallas, su fama se iba expandiendo y por tanto la necesidad de contar con ellos aumentaba. Aunque al principio los caballeros templarios tenían que costearse el armamento, cuando fueron aumentando de número y las batallas siendo más duras, la orden se vio en la necesidad de adquirir caballos, alimentos, armas y vestimentas. Para ello comenzaron con un sistema de donaciones por parte de los nobles.
San Bernando fue el encargado de influir entre la clase alta francesa, señores feudales, y logró multitud de donativos. Al ver que el dinero empezaba a llegar y eso les permitía desarrollar mejor su misión, el primer gran maestre de la orden Hugo de Payns se embarcó en una gira por Francia, Escocia, Gran Bretaña y Flandes para conseguir dinero para la orden. El resto de fundadores hicieron lo mismo por el sur de Francia y España. Esta labor fue clave para seguir armando a la orden y prepararla para todos los frentes que se le iban abriendo.

Todo lo que iban recaudando se encontraba en su mayoría en el depósito de la Casa del Temple de París. No siempre era dinero lo que era donado a la orden o lo que se usaba para agradecer las batallas en las que participaban, sino que el pago mediante joyas y tierras se hizo más habitual.

Los caballeros templarios lograron en sus dos siglos de existencia tener 800 castillos por toda Europa, en su mayoría donados para poder ahí descansar, orar, entrenar y custodiar tesoros y reliquias. Además numerosas ermitas e iglesias pasaron fueron usadas íntegramente por ellos para sus oraciones.

La riqueza de los Templarios crecía equiparadamente a sus victorias por lo que idearon una forma de mover el dinero. Fueron unos pioneros en lo que a banca se refiere. Crearon lo que hoy sería un sistema de créditos bancarios, cobro de intereses y hasta el dinero negro.
– Créditos bancarios: Reyes, señores feudales, pequeños comerciantes y obispos les pedían dinero.
– Cobro de intereses: La Iglesia no permitía a los cristianos prestar dinero a cambio de intereses, ya que era considerado una práctica judía.
– Dinero negro: A los pequeños comerciantes si les cobraban intereses, pero siempre a espaldas de la Iglesia ya que era ilegal. Por ello acordaban poner en el contrato una cantidad superior a la prestada. Había nacido el cobro del dinero negro en una contabilidad B.
Además otra gran innovación que introdujeron fue la de usar sus encomiendas, iglesias y monasterios a modo de “cajero automático”. Para evitar que los peregrinos fueran saqueados al llevar todo su dinero encima, podían dejar sus onzas de oro en lugares protegidos por los templarios. Cuando necesitaban el dinero podían ir sacándolo a cambio de una comisión.

Si quieres saber todo sobre los Templarios no te pierdas los lunes a las 22h Territorio Templario, patrocinado por la Diputación de Castellón.