Su nombre real era Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, nacido en Sevilla en 1836 y fue el máximo representante de la poesía romántica. Hijo y hermano de pintores, quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura.
Bécquer intentó dedicarse a la pintura pero poco tiempo después se dio cuenta que su camino estaba en la literatura y comenzó a escribir en pequeños periódicos de poca categoría.
Hacia 1867 escribió sus famosas Rimas, pero la Revolución de 1868 hizo que se perdiera el manuscrito y el poeta tuvo que preparar otro en un cuaderno bajo el título El libro de los gorriones, poesías que recuerdo del libro perdido.
La obra de Bécquer es muy reducida, sencilla, cálida y sentimental. La componen sus célebres «Rimas», conjunto de 94 poemas breves, 25 leyendas y sus nueve cartas literarias con el título «Desde mi Celda».
Gustavo Adolfo Bécquer falleció el 22 de diciembre de 1870 a causa de tuberculosis agravada por una profunda depresión.
Esta es una recopilación de algunas de sus mejores rimas:
RIMAS XXI
¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
RIMAS XXIII
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso… ¡yo no sé
qué te diera por un beso!
RIMAS XVII
Hoy la tierra y los cielos me sonríen,
hoy llega al fondo de mi alma el sol,
hoy la he visto…, la he visto y me ha mirado…
¡Hoy creo en Dios!
RIMAS XXXIII
Es cuestión de palabras, y, no obstante,
ni tú ni yo jamás,
después de lo pasado convendremos
en quién la culpa está.
¡Lástima que el amor un diccionario
no tenga dónde hallar
cuándo el orgullo es orgullo
y cuándo es dignidad!
RIMAS LXXVII
Dices que tienes corazón, y solo
lo dices porque sientes sus latidos;
eso no es corazón… es una máquina
que al compás que se mueve hace ruido.