Las huellas dactilares no son las únicas intransferibles

Siempre se ha pensado que las huellas dactilares son la única cosa intransferible del cuerpo humano. Y es que ni gemelos idénticos tienen huellas idénticas. Mientras que estamos en el vientre, la piel se va estirando y haciéndose más gruesa. En ese periodo, cada dedo entra en contacto con otras estructuras del vientre lo que va conformando cada huella. Además el líquido amniótico, tu actividad e incluso tu posición en el vientre, determinó el desarrollo de cada una de tus huellas.

La lengua es también un rasgo único de cada persona. No hay dos lenguas iguales y la impronta de cada una es totalmente diferente. Obviamente es más higiénico y fácil tener que plasmar nuestra huella en sistemas de seguridad como puertas o móviles, ¿te imaginas lamiendo el móvil para desbloquearlo?.
Si sacas la lengua frente al espejo podrás ver infinidad de bultos. Cada uno de ellos contiene más de 10.000 papilas gustativas y estas a su vez están llenar de microvillis (cabellos microscópicos). Todos estos bultitos, los bordes de la lengua, tamaño, grosor, longitud o incluso color, hace de cada lengua un elemento único de cada persona.

Y sin salir de la boca, los dientes es otra cosa única de cada uno. La forma de masticar, salivar o apretar la mandíbula, determina el desgaste y la posición de tus dientes. Además tu esmalte, las caries, la pérdida de piezas, etc hacen que tengas unos dientes diferentes al resto de personas. No es de extrañar que en casos muy complicados de identificación de cadáveres, se acuda al reconocimiento de la dentadura.

Otra característica única de cada ser humano es el iris de cada ojo. Y sí, distinguimos entre ambos ojos porque ni siquiera los dos son iguales entre si. Aunque creas que tus ojos son exactamente iguales, si puedes fijarte bien en el iris de cada uno, encontrarás algún patrón, algún surco, fisura o marca que le hace único al de cualquier otra persona. Por ello no es de extrañar que el escáner de iris sea un método de seguridad, utilizado habitualmente en edificios gubernamentales o grandes multinacionales.
Además, ni siquiera gemelos idénticos tienen el iris igual. Durante la gestación se produce la morfogénesis caótica. Los movimientos de abrir y cerrar los ojos mientras aun estamos desarrollándonos en el vientre materno, crean los pliegues, surcos y marcas que determinan cada iris.