Las fiestas de Scott Fitzgerald

Francis Scott Fitzgerald fue uno de los escritores más destacados de la llamada “generación perdida” norteamericana, y fue también el organizador de algunas de las fiestas más célebres de principios del siglo XX en las que su esposa Zelda era una de las más destacadas protagonistas.

Scott Fitzgerald saltó a la fama en 1925 con la publicación de El gran Gatsby, su más aclamada novela, que cuenta precisamente la vida disoluta y las fiestas de su rico protagonista. Había iniciado su carrera de escritor varios años antes con desigual fortuna, publicando historias cortas en varias revistas de la época; sin embargo, todo el dinero que ganaba lo gastaba en sus fiestas y en viajes, sobre todo, a Francia, donde trabó amistad con Ernest Hemingway.

No fue hasta la década de los años 30 que Fitzgerald se estableció en Hollywood y pudo ganarse un buen sueldo. Se dedicó a escribir guiones para el cine y a seguir escribiendo sus propias historias, en las que a menudo utilizaba su relación con su esposa Zelda como tema.  Sin embargo, Zelda, con quien se había casado en 1920, fue diagnosticada de esquizofrenia en 1932, lo que influyó decisivamente en su relación. Sus ataques de celos y de locura protagonizaban las fiestas, así como sus idas y venidas de los sanatorios.

En una de estas fiestas, Fitzgerald estuvo flirteando con la famosa bailarina Isadora Duncan. Zelda, presa de los celos, se lanzó desde las escaleras para mostrar su descontento. Afortunadamente, solo sufrió un ligero esguince. Fue un ejemplo de hasta dónde podía llegar su dramatismo.

Francis Scott Fitzgerald murió en 1940 con apenas 44 años, pero habiendo sido uno de los personajes más célebres de su época. Su obra sigue siendo hoy día un ejemplo de la mejor literatura norteamericana de principios del siglo XX, porque relata como pocos la angustia de la Primera Guerra Mundial y el deseo de vivir.