La comida: así cambió la historia

Lo cierto es que la historia de la gastronomía española nos cuenta que las recetas que consideramos como “típicas” de nuestro país no existirían sin la influencia de otros pueblos a lo largo de toda la historia, especialmente el árabe. Además, la historia de la navegación y la época de los descubrimientos, nos facilitaron el acceso a numerosos ingredientes que hoy utilizamos. Por ejemplo, la expedición de Magallanes y Elcano nos descubrió las especias, y Colón y sus hombres nos trajeron alimentos que hoy en día son básicos en nuestra dieta, como el tomate, las legumbres o el chocolate. Aquí algunos ejemplos de cómo la comida influyó en la historia.

 

RATAS, CUERO Y SERRÍN: LA COMIDA DURANTE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO

 

HACE 2000 AÑOS: PRIMERA RECETA DE LA HISTORIA

Las primeras recetas conocidas de la historia de la humanidad provienen del sur de Mesopotamia. Grabadas en escritura cuneiforme sobre tablas de arcilla que datan entre los años 1750 y 1600 antes de Cristo, muestran la importancia de los cereales en la época. El pan se preparaba de numerosas formas, así como las tortas. Predominaban los asados con ingredientes como verduras, hierbas aromáticas, el ajo y la cebolla. También fabricaban cerveza y usaban diferentes grasas, además del aceite de oliva.

Las recetas, que guarda la universidad de Yale y que fueron traducidas por el historiador francés Jean Botteró, no especifican las cantidades de los ingredientes, por lo que se cree que estaban dirigidas a personas ya experimentadas.

 

LAS DECISIONES EN TORNO A LA COMIDA

Muchas de las grandes decisiones, desde los años 50 hasta hoy día, se han tomado en torno a una mesa y el ritual que conlleva una comida de negocios. Tanto es así que hace algún tiempo, en los años 80, empresas como Banco Popular o Urquijo, disponían de salones en el interior de sus instalaciones para celebrar comidas de negocios. De la misma manera, el Instituto Nacional de Estadística recomendaba a sus empleados utilizar sus salones para las visitas externas y algunos ministros organizaban ágapes en grandes mesas en el interior de sus despachos. La comida estaba lista y las decisiones esperando.

 

LA COMIDA Y LA GUERRA

De sobra conocido y tristemente célebre es el hambre que se cebó con la población española durante los años de la Guerra Civil. Por ejemplo, las gachas de almorta (una leguminosa a partir de la cual se producía harina) produjeron toda una epidemia de latirismo en la población. Esta enfermedad era producida por el consumo excesivo de almorta, ya que esta contiene algunas sustancias tóxicas que afectan al sistema nervioso. Produce calambres, incontinencia y temblor en las manos entre otros efectos.

 

Grabado de Goya llamado «Gracias a la almorta»

 

El ejército ruso se sirvió de la creatividad de sus cocineros para así tener alimentados a sus hombres de manera efectiva. Comidas calóricas y variadas. La logística que conllevaba la alimentación en el frente no era baladí, por lo que los ingredientes utilizados siempre estaban al servicio de la misma. En 1941, el ejército Rojo adoptó las raciones diarias para todos los soldados, consistentes en pan, harina de trigo, avena, macarrones, algo de carne y algo de pescado, así como aceite vegetal, azúcares, te, sal y verduras. Los pilotos y los submarinistas recibían una dieta algo más amplia debido a las características de su desempeño.

El ejército nazi no era menos, y, a pesar de que en nuestra imaginación siempre ingerían comida enlatada, lo cierto es que ese era un recurso de urgencia en casos de necesidad especial. Los alemanes utilizaban un sistema de alimentación en el que primaba la importancia de los soldados en el frente. De esta manera las dietas eran:

  • Verpflegungssatz 1 (ración 1): destinada a los soldados de primera línea. Es la que más cantidad contenía.
  • Verpflegungssatz 2: para unidades de comunicación y ocupación.
  • Verpflegungssatz 3: también para soldados pero para los que permanecían en Alemania.
  • Verpflegungssatz 4: para los trabajadores de oficinas y enfermeras.

 

¿POR QUÉ LOS ROMANOS COMÍAN TUMBADOS?

Las pinturas que reflejan las bacanales que se celebraban en la antigua roma, nos muestran que comer tumbados era una costumbre. Lo cierto es que no todo el mundo podía hacerlo, ya que este comportamiento a la hora de comer era un símbolo de distinción. Tan seguido e importante fue este hábito, que provocó la modificación de los comedores y las propias mesas.

 

 

Además, existe un mito que habla acerca del uso que los romanos daban al vómito durante estas bacanales. Se dice que eran tan copiosas que una vez los estómagos estaban llenos, se provocaban el vómito en vomitorios (vomitorium) para poder seguir comiendo. Pero es lo que es, un mito. En realidad, eso nunca pasó.

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Si quieres saber más acerca de cómo la comida ha influido en la construcción del mundo que hoy conocemos, no te pierdas LA COMIDA QUE CAMBIÓ EL MUNDO. Estreno jueves 23 a las 22h.