Constancia y Marichu, hermanas divididas por la Guerra Civil

La Guerra Civil, además de otras desagradables secuelas, dejó para la posteridad el concepto de “las dos Españas”. Su significado estaba claro: separar a rojos y azules, republicanos y nacionales, legítimos y sublevados, vencidos y vencedores, y así una infinidad de calificativos con el objetivo de acentuar la simpatía demostrada hacia cada uno de los bandos. Este atributo desunió amigos, vecinos, familiares, pero, sobre todo, separó personas.

Una de las muestras más significativas de este fenómeno fue la historia de las hermanas De la Mora: Constancia y Marichu. Nietas del histórico político de la Restauración española Antonio Maura y pertenecientes a una familia acomodada de principios del siglo XX. Las dos recibieron la misma educación, fueron a los mismos colegios e, incluso, engalanaron los mismos vestidos. Son un claro ejemplo del clima de división ideológica que se vivió durante el trascurso de la Segunda República y que terminó en un desenlace fratricida.

Fascismo y comunismo sedujeron a las dos hijas de Germán de la Mora y Abarca, separadas por un solo año de edad y por creencias totalmente antagónicas. Constancia, la mayor, fue una especie de verso libre dentro del linaje familiar. Más radicalizada que su tío, el ministro de Gobernación durante la Segunda República, Miguel Maura. Sin embargo, Marichu perteneció al círculo de amistades de José Antonio Primo de Rivera y sus ideas calaron en ella, hasta el punto de ser una de las precursoras de la Sección Femenina de Falange Española.

Izquierda: Constancia de la Mora. Derecha: Marichu de la Mora

Cada una labró el camino por su cuenta. A pesar de ser la primogénita de un rico ingeniero, Constancia de la Mora se encontraba demasiado incómoda por la “mediocridad intelectual y la rigidez cultural» de su entorno. Un matrimonio impuesto a regañadientes, la enlazó con el hermano del periodista Luis Bolín (corresponsal en Londres del diario ABC y responsable de contratar el avión que llevó a Franco de Canarias a Marruecos). Más tarde protagonizaría un sonoro escándalo al acogerse a la primera ley del divorcio en España, para casarse con el jefe de la aviación republicana, Ignacio Hidalgo de Cisneros.

Su matrimonio con Hidalgo de Cisneros le abrió las puertas a las altas esferas republicanas, ya que su nuevo marido era amigo personal del presidente Indalecio Prieto. Durante la guerra, ya alistada en las filas del Partido Comunista, trabajó en la oficina de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores. Ejerció como traductora y encargada de la censura de la prensa extranjera. Y así hasta terminar exiliándose a Estados Unidos al finalizar la guerra. Allí entabló amistad con Eleanor Roosevelt y retomó la mantenida con Ernest Hemingway, además de escribir su propia biografía, ‘Doble esplendor’. El 26 de enero de 1950 fallecía en Guatemala, a causa de un accidente de tráfico.

Por su parte, Marichu de la Mora tampoco gozó de mucha suerte a la hora de desposarse. Tuvo cinco hijos con Tomás Chavarri, entre ellos el cineasta y actor Jaime Chavarri, pero nunca llegó a ser lo que ella había soñado. Quizá sea ese el motivo por el cual decidió afiliarse a Falange Española.

Marichu fue muy activa en el ámbito político y trabajó junto a Pilar Primo de Rivera en la organización de la Sección Femenina. Al igual que su hermana, vinculó su profesión a la prensa y, finalizada la guerra, pasó a ser la delegada nacional de Prensa y Propaganda. Asimismo dirigió la revista ‘Y’, donde colaboraron poetas y escritos falangistas como Eugenio d’Ors, Dionisio Ridruejo y Eugenio Montes, entre otros. Se sospecha que fue la musa que inspiró muchos de los poemas de Dionisio Ridruejo en su publicación ‘Primer libro de amor’.