Garoña cierra, ¿cómo se desmantela una central nuclear?

Hace unos tres años, se anunció noticia del cierre de la central nuclear de Garoña. Abierta desde 1971, cesó su actividad en diciembre de 2012. Tras cinco años, cerró definitivamente comenzando su desmantelamiento. Si una parte de la población respiró tranquila al saber que la central nuclear cesaba su actividad hace cinco años, surgió la incertidumbre de cómo se iba a proceder al desmantelamiento, para que las toneladas de residuos radioactivos almacenados no fueran expuestos a la población.

Se convirtió en la novena central nuclear de todo el mundo en ser desmantelada. Anteriormente se desmantelaron siete en EE.UU., una en Japón y la central nuclear José Cabrera en Guadalajara.

El proceso de desmantelación de una central nuclear es delicado y largo, con una estimación de 13 a 16 años, para evitar en la mayor medida la contaminación ambiental.
Tras el cese de actividad de una central, tiene que dejarse unos años de parada definitiva en los que se retiran los elementos combustibles y residuos radioactivos.
Todos los residuos deben depositarse en un ATC (Almacén Temporal Centralizado), dónde se tendría que procesar todo el combustible para que se convierta en “lodo” y así poder tratarlo como residuo sólido.

Cuando se decide dónde van a parar las toneladas de residuos radioactivos, se pasa a cortar robóticamente el reactor. Este proceso siempre se hace bajo el agua ya que es un aislante de la radiación. Estos elementos se colocan en bloques que rellenarán de hormigón y posteriormente trasladados al futuro ATC.

De media una central nuclear genera más de 100.000 toneladas de residuos de los cuáles aproximadamente un 5% son radioactivos.

Seguramente hasta dentro de 12-15 años no podremos decir que Garoña ha desaparecido por completo.