El chicle

¿Quién no ha mascado chicle en su vida? ¿Quién no ha hecho esos globos inmensos que luego explotan en la cara? Eso es el chicle. Esa goma de mascar de colores que desde pequeños ha llamado nuestra atención.

El origen del chicle

Se dice que en la prehistoria mascaban directamente plantas y resinas de los árboles que tenían propiedades medicinales.

No obstante, el origen del chicle se sitúa en el antiguo Egipto y en la antigua Grecia (donde mascaban una goma proveniente de la resina del arbusto lentisco).

Pero si hablamos del chicle moderno, el que todos conocemos, debemos remontarnos a las selvas que se encuentran en la zona norte de Centroamérica y el sureste de México, en una región donde surgió la cultura Maya. Precisamente fueron los Mayas quienes comenzaron la recolección de la sabia de uno de los árboles que más abundada en la zona, el chicozapote. Mediante cortes en forma de “Z” extraían esa sabia que era recogida en cuencos colocados en las bases de los árboles. Una vez que se había secado, el resultado era una especie de goma que se podía masticar y que ellos usaban tanto  para su limpieza bucal como para mitigar el hambre en los rituales de ayuno. A este producto lo denominaron sicte que significa fluido vital o sangre y con el cual comerciaban con otros pueblos.

 

La palabra chicle y su uso moderno

A los aztecas llegó con el nombre de tzictli en cuyo idioma significaba pegar. Y de ahí pasó a nuestro idioma como chicle.

Sin embargo, los Estados Unidos fueron los que principalmente modernizaron y comercializaron este producto. Los indios americanos mascaban la resina procedente del abeto y esa práctica fue continuada por los colonos de Nueva Inglaterra. De esta forma, en 1848 John B. Curstis creó el primer chicle que fue vendido bajo el nombre de “The State of Maine Pure Spruce Gum”.

En la década de 1860, el farmaceútico John Colgan creó el primer chicle con sabor.

Pero el chicle moderno fue producto del azar. El expresidente de México, Antonio López de Santa Anna, llevó un cargamento de chicle a Nueva York para usarlo como sustituto del caucho. Este cargamento fue entregado a Thomas Adams, ciénfitico e inventor. Pero el destino quiso que este cargamento triunfara como goma de mascar a la cual añadieron sabor y fue comercializado como “Adams New York Chewing Gum”.

Posteriormente hubo otras marcas comerciales que han llegado hasta nuestros días.

La popularidad del chicle llegó con la segunda guerra mundial ya que se les suministraba a los soldados estadounidenses.

Cuando cambiaron las normas de calidad, se produjeron las primeras gomas de mascar sintéticas, que fueron cambiadas a caucho sintético a base de butadieno en la década de 1960, por ser más barato de producir.

 

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