Las galaxias son agrupaciones de estrellas en órbita alrededor de un centro común y como todo en el universo tienen un ciclo vital a veces indeterminado. Se estima que existe al menos 2 billones de galaxias en el universo observable con un diámetro entre cien y cien mil parsecs (medida de longitud utilizada en astronomía que equivale a 3.26 años luz).
Otra parte importante de la formación de una galaxia son las acumulaciones de materia oscura ya que conforman el 90% de las galaxias y que podría ser el motivo de su estabilidad en el universo ya que limita la materia adicional que puede ir uniéndose.
La formación de las galaxias puede durar hasta mil millones de años, cuando comienzan a aparecer las estructuras claves para su composición como los cúmulos globulares, el agujero negro central y el bulbo.
Siempre hay factores externos que pueden alargar o acortar la vida de las galaxias, como las interacciones o colisiones, aunque son supuestos que no suelen darse. La gran mayoría de las galaxias brillantes han permanecido intactas en los últimos miles de millones de años. Por ejemplo, la Vía Láctea y su vecina la galaxia de Andrómeda se mueven una hacia la otra a razón de 130km/s pero en caso de colisionar no ocurriría hasta dentro de siete millones de años. Por la naturaleza cambiante del universo este supuesto podría no darse jamás.
Lo referente a la muerte de una galaxia sigue siendo un misterio, aunque las últimas investigaciones de los astrónomos han arrojado un poco de luz. Las galaxias podrían “morir” por estrangulamiento cuando no consiguen formar nuevos cuerpos estelares y dejan de evolucionar. Esto se da cuando una nube de gas frío se va concentrando, aumentando la masa, y por consiguiente su gravedad, lo que hace que el hidrógeno se queme. Al perder todo el gas se da el estrangulamiento de la galaxia y por tanto su muerte.
