Black Ops de la antigüedad – Octubre

Siempre han existido unidades de élite: hombres perfectamente entrenados y provistos de un armamento devastador. Desde la Edad de Piedra en Hawái al siglo XVI en Japón, y desde la antigua Grecia al Imperio bizantino, veremos las mayores unidades de operaciones especiales del mundo antiguo.

En el siglo XI, Persia (hoy Irán) estaba desgarrada por el conflicto multisecular entre musulmanes chiíes y suníes. Hassan Ibn Sabbah, líder de los ismaelitas, una diminuta comunidad chií, necesitaba un plan de supervivencia. La solución fue el asesinato político, dirigido al escalafón más alto de entre sus enemigos. En Siria, Sinan, el gran maestro de los asesinos, se enfrentó tanto a musulmanes como a cristianos y utilizó la guerra psicológica para plantar cara al caudillo suní, el poderoso Saladino. Pronto, incluso este último temió por su vida y accedió a negociar. El siguiente objetivo de Sinan fue un líder emergente de los cruzados, Conrado de Monferrato, cuya muerte afianzó la reputación de los asesinos. Fueron las fuerzas especiales más letales de la Edad Media.

Lunes 13, 22h.

En el verano de 480 a. C, el emperador persa encabezó un gran ejército para invadir Grecia. Los helenos, temerosos, recurrieron a Esparta, la única ciudad-estado en pie de guerra permanente y que disponía además de una unidad de luchadores de élite, los trescientos espartanos. Con el rey Leónidas al frente, la misión era detener el avance persa hasta que los otros estados griegos pudieran reunir una fuerza de defensa.

Lunes 13, 23h.

Los sicarios, legendarios asesinos, operaron durante el auge de la ocupación romana de Tierra Santa en el siglo I d. C. Su objetivo declarado era la liberación de Judea y la unificación del país bajo un liderazgo religioso fanático. El arma elegida por los sicarios fue la sica, una daga curva fácil de esconder entre la ropa. Se mezclaban con la multitud en las calles estrechas de Jerusalén en busca de enemigos, ya fuesen romanos o colaboradores de estos, entonces los apuñalaban y desaparecían de nuevo entre la muchedumbre.

Lunes 20, 22h.

Fueron la unidad de élite de la antigua Alemania, un cuerpo extremista de soldados entrenados para luchar por la noche. Orgullosos e independientes, los conocidos como guerreros fantasma aprovechaban la oscuridad para sembrar el pánico entre sus enemigos. En el siglo I d. C., plantaron cara al poderío del Imperio romano y el resultado sigue resonando a través de la Historia. Formaban parte de un ejército liderado por un jefe tribal llamado Arminio, que se había educado en Roma y había aprendido cómo desenvolverse en el imperio. Además, se había entrenado con el Ejército imperial y ahora comandaba unas tropas de reserva romanas. Era considerado, por tanto, un amigo y aliado de Roma. Pero Arminio había sido testigo de la naturaleza brutal y represiva del imperio, y ahora que este se preparaba para colonizar su tierra de origen, Germania, el joven decidió conspirar contra Roma.

Lunes 20, 23h.

Se dice que los vikingos berserker ingerían una potente mezcla de setas alucinógenas y alcohol que los transformaba en animales salvajes. Como fanáticos paganos y esclavos del gran dios normando Odin, la oportunidad de morir en la guerra les complacía plenamente. Al igual que los yihadistas del siglo XXI, el berserker creía que entregando la vida en el campo de batalla tenía garantizadas la gloria suprema y recompensas en el Valhalla, paraíso de ultratumba para los guerreros. Armados con largas hachas y espadas de doble filo, su fanatismo los convirtió en una visión aterradora para sus enemigos. Ninguna historia ilustra mejor el espíritu de los vikingos berserker que la batalla de Stamford Bridge en 1066. La extraordinaria actuación de un guerrero gigante frente al gran ejército anglosajón del rey Harold Godwinson les ha proporcionado un lugar en la Historia como la más formidable de todas las unidades especiales de la antigüedad.

Lunes 27, 22h.

Son vikingos que servían a un emperador extranjero; seis mil guerreros temibles con un único objetivo: hacerse ricos. Procedentes de las frías y duras tierras de Escandinavia, ellos y sus antepasados viajaban hacia el este, a las actuales Rusia y Ucrania, y luego hacia el sur, por las vías fluviales, hasta llegar al Estado más grande, rico y mejor organizado de Europa, el Imperio bizantino. Allí entraban a formar parte de la Guardia Varega, que inicialmente ayudaba al emperador Basilio II a sofocar rebeliones internas y, posteriormente, se convirtió en la seguridad personal del mandatario, un cuerpo de policía secreta y tropa de choque que, hacha en mano, era terriblemente efectiva en el campo de batalla. Sus numerosas victorias ayudaron a Basilio II a expandir el imperio y a aumentar su influencia a lo largo y ancho del planeta.

Lunes 27, 23h.