26 años en cuarentena: Mary Mallon “La Tifoidea”.

Corrían los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX y la ciencia avanzaba a gran velocidad, especialmente en el campo bacteriológico. El microbiólogo Robert Koch estudiaba por entonces brotes de fiebre tifoidea y otros científicos se hallaban en la misma labor. Mary Mallon les daría una clave.

Pero la ciencia tenía límites y, al igual que la situación actual que produce la pandemia de coronavirus, era difícil de controlar cuándo, dónde y porqué se producían brotes de algún tipo de enfermedad vírica o bacteriológica. Hoy en día sabemos que algunas de estas enfermedades son portadas y transmitidas por sujetos asintomáticos, pero por entonces, esta posibilidad no se conocía en profundidad. Este hecho, junto con el contexto social y económico que se vivían dio lugar a que la historia de Mary Mallon quedara en los libros de medicina e historia para siempre.

 

MARY MALLON

Mary Mallon nació en Inglaterra en 1869 y en 1884 emigró a Nueva York para buscarse la vida. Allí encontró trabajo primeramente como sirvienta. Entonces aprendió a cocinar y en poco tiempo, en el año 1900 ya era cocinera en una casa de la alta sociedad neoyorkina. Fue aquí donde comenzó la terrible historia que afectaba a todo aquel que la rodeaba.

 

CONTAGIOS

En el año 1900, cuando Mary trabajaba como cocinera en Nueva York, ocho de los miembros de la familia enfermaron de fiebre tifoidea. Y un año después ocurrió lo mismo en otra casa en la que trabajaba. La fiebre tifoidea se trata de una enfermedad infecciosa intestinal producida por un microbio que se caracteriza por la ulceración de los intestinos y por causar fiebres altas y prolongadas.

En 1906, Mallon se traslado a la famosa Long Island en Nueva York para trabajar en la residencia de un conocido banquero estadounidense, Charles Warren. El resultado no podía ser otro; seis de las once personas que habitaban la casa enfermaron de fiebre tifoidea. La mujer del banquero, dos de sus hijas, el jardinero y dos doncellas. Y en este momento cambió el rumbo de los acontecimientos.

Lo cierto es que la transmisión de este tipo de enfermedades no era común en zonas residenciales pudientes, ya que aquí las costumbres de higiene y la salubridad de las calles eran muy superiores a las que había en zonas deprimidas, y esto hizo saltar las alarmas. El banquero Warren, preocupado por la salubridad de su residencia, contrató al ingeniero sanitario George Soper. Este hizo pruebas en el sistema de suministro de agua, ventilación, los pozos y los baños. Pero no encontró nada.

Lo que Soper sí descubrió es que Mallon se había ido de la casa, dejando el trabajo sin dar explicaciones y repentinamente. Esto le llevó a investigar y se percató de que anteriormente había trabajado para otras siete familias, con un total de 22 infectados y el fallecimiento de una niña. Conociendo las investigaciones de Koch acerca de la transmisión de la fiebre tifoidea, Soper supuso que Mallon portaba el virus de manera asintomática e infectaba con sus manos la comida que manipulaba.

 

 

Mary fue contactada por el ingeniero para hacer pruebas de sus heces pero se negó. Con lo que Shoper tuvo que contactar con las autoridades sanitarias. Las muestras recogidas finalmente, confirmaron que Mallon portaba el bacilo Salmonella typhi. Se confirmaba así que existían los portadores asíntomaticos.

A pesar de la negativa de Mary Mallon a aceptar los resultados y llegando a encargar un estudio independiente que dio resultado negativo, la Corte Suprema de Nueva York apoyó al departamento de Salud.

 

CUARENTENA

En 1907 Mallon fue arrestada y puesta en régimen de cuarentena en el hospital Riverside y pasó 3 años confinada en una cabaña aledaña. Tres años después se le concedió el desconfinamiento con una condición muy clara: no volver a trabajar como cocinera.

 

 

IDENTIDAD FALSA

En 1915, cinco años después de que Mallon fuera liberada, hubo un brote de fiebre tifoidea en el Sloane Maternity Hospital de Manhattan. De nuevo una investigación desveló que Mary Mallon estaba trabajando allí como cocinera, bajo el nombre de Mary Brown. Tras su huída, fue encontrada y detenida.

 

CONFINAMIENTO

Mary fue devuelta al hospital Riverside, confinada en la misma cabaña.

 

Hospital Riverside de Nueva York

 

Pero esta vez sería para el resto de su vida. Pasó 23 años en confinamiento, sin recibir visita alguna y cocinando para ella misma. Murió el 11 de noviembre de 1938 a los 69 años a causa de un infarto. No queda claro si se le realizó autopsia y fue enterrada en el cementerio de Saint Raymond en el Bronx. Lo que sí queda claro es que llegó a infectar, al menos, a 53 personas causando la muerte de tres de ellas.