¿Qué ocurrió aquel trágico verano en Galveston?

Once chicas jóvenes fueron secuestradas y asesinadas en circunstancias similares entre los años 1971 y 1977 en el condado de Galveston, en Texas. El agresor podría haber sido un asesino en serie ya que efectuaba un modus operandi similar en todos los casos. No obstante, no se supo el culpable y la investigación se fue enfriando por falta de pistas. Se convirtió en un crimen sin resolver. ¿Qué fue lo que pasó? 

Maria Johnson y Debbie Ackerman eran dos amigas de Galveston. La última vez que fueron vistas se dirigían a una furgoneta blanca conducida por un hombre. Sus cuerpos fueron hallados en noviembre de 1971 cerca de un pantano y en el pueblo no olvidan el crimen. Debbie y Maria fueron las primeras en desaparecer aunque no la única pareja de amigas con ese trágico final.

Más adelante se encontraron los huesos de dos adolescentes –Sharon Shaw y Rhonda Rene- tras pasar el verano entero desaparecidas. Los restos fueron hallados en un pantano a unos kilómetros. A partir de entonces, más restos óseos fueron apareciendo. Dos niñas secuestradas en el pequeño pueblo de Dicknson, Brooks Bracewell y Gregoria Geer. La primera fue la más joven de todas las víctimas: tenía tan solo doce años. Otras niñas con apariencia similar fueron secuestradas y asesinadas en los seis años posteriores. En total, once víctimas de Galveston, Houston, Webster, Dickinson y Alvin, cuyos casos quedaron sin resolver.

En Galvenston todavía se acuerdan de María y Debbie: dos adolescentes extrovertidas y alegres. Cada año se preguntan si encontrarán a la persona que acabó con sus vidas. Más de treinta años después aparece la carta de un preso que asegura ser el autor de los dos asesinatos además de los otros nueve. La confesión llegaba de parte de Edward Bell, un preso que se definía a asimismo como  un asesino en serie. Afirmó haber matado a las jóvenes además de contestar a otras preguntas referidas a los asesinatos.

No obstante, el inspector de policía retirado Fred Paige y la periodista Lise Olsen han investigado a fondo recuperando pistas para asegurarse de que Ed Bell fue quién realmente mató a las chicas. Para ello atienden a los detalles que sólo el asesino puede conocer. Entrevistan al presunto autor de las agresiones para preguntarle por ciertos aspectos y comprobar que coinciden con la realidad. En uno de los encuentros Bell asegura haberlas recogido en una furgoneta. Sin embargo, en sucesivas entrevistas afirma no haber matado a nadie.