Noelia de Mingo

Noelia de Mingo es una asesina psicótica española bastante popular. En abril de 2003, mató a tres personas en el centro sanitario donde cursaba su tercer año de MIR. Hirió, además, a otras cinco. Dieciocho años después, en 2021, apuñaló a dos mujeres en un supermercado. Vamos a contar su historia.

¿Quién es Noelia de Mingo? Su vida y enfermedad

Las enfermedades mentales, habitualmente, no derivan en crímenes ni en agresiones contra el prójimo. Sin embargo, algunos asesinatos en España y en el mundo sí se deben a ellas. A nivel porcentual, son escasos y, desde luego, no deben estigmatizar a las personas que las sufren.

Noelia fue una chica normal durante su niñez y su juventud. Académicamente, se la podría considerar brillante hasta el bachillerato. Después, fue capaz de cursar Medicina y consiguió aprobar el MIR, aunque tuvo que repetir un par de cursos.

Tenía dos hermanos pequeños, un chico y una chica. Sus vecinos y conocidos siempre la consideraron alguien que no se metía en problemas. Así fue hasta dos años antes de su dramático crimen.

El comienzo de su perturbación

La primera señal de alarma fue la visita a un médico al que narró que estaba siendo espiada y perseguida. Aseguró que cuchicheaban a sus espaldas y la grababan en su domicilio.

Conforme se fueron agravando sus paranoias, tomó medidas más drásticas y denunció a la Fundación Jiménez Díaz, donde cursaba su tercer año de residencia médica. Relató un complot de la institución para echarla y humillarla en las redes sociales, al igual que a su familia. Aseguraba que la vigilaban día y noche.

El diagnóstico fue esquizofrenia paranoide, pero nadie imaginaba que acabaría figurando entre la lista de asesinos con esquizofrenia españoles más conocidos. Le recetaron Risperdal y comenzó a tomarlo en 2001.

Su comportamiento, no obstante, empeoró. Sus propios compañeros bromeaban sobre sus inexplicables conductas. Ahora, cuando pensamos en cómo aporreaba las teclas con el ordenador apagado, se carcajeaba a solas o jamás miraba a sus pacientes, todo parece encajar. Entonces, nadie imaginó lo que se avecinaba.

Durante dos años, su convencimiento de persecución y acoso colectivo fue a más. Las voces amenazantes e insultantes aumentaron y su alejamiento de la realidad se agravó. Estaba convencida de que la tecnología punta del espionaje internacional era aplicada en su contra y de que una conspiración de incalculables dimensiones le estaba arruinando la vida.

Era la tormenta perfecta. Estaba a punto de suceder uno de los asesinatos en España más perturbadores e impactantes.

Cronología de sus crímenes

Unas semanas antes de la matanza, De Mingo decidió comprar un cuchillo para protegerse del espionaje que sufría. Su desquiciada idea era intimidar a sus compañeros con él para que dejaran de hacerlo.

El 3 de abril de 2003, se precipitó la tragedia. Su esquizofrenia le generó un brote de agresividad incontrolable y utilizó su cuchillo contra aquellos con los que se encontró. Eran las dos y veinticinco de la tarde cuando su mente se quebró definitivamente. Estaba en la sala de enfermeras de la unidad 43, en el tercer piso del centro sanitario donde trabajaba.

Así fue la sucesión de sus ataques:

  • Se abalanzó por la espalda sobre la doctora Leila El Ouamaari y, sin mediar palabra, la atravesó con su enorme cuchillo de 15 centímetros. La médica francesa falleció después, en cuanto entró al quirófano.
  • Se enfrentó a los compañeros que corrieron a auxiliar a la médica, a los que repartió cuchilladas por doquier.
  • Tras una frenética carrera por el pasillo, persiguiendo a su primera víctima que intentaba huir, se cruzó con Jacinta Gómez de la Llave. Era una paciente de 77 años que trató de ayudar a la sanitaria ensangrentada. Fue la segunda asesinada.
  • En su frenesí criminal, se encontró como Félix Valles Arroyo, también de 77 años. Estaba visitando a su esposa, enferma del corazón, en la clínica. Fue, asimismo, asesinado.
  • Finalmente, un celador le asestó un golpe con un perchero. Entonces Noelia fue llevada hasta el cuarto de las escayolas, donde la encerraron. Sus ataques se habían cobrado ya otros cinco heridos.

Un segundo ataque, casi veinte años después

Enseguida hablaremos de la sentencia, la condena y la posterior liberación de esta asesina esquizofrénica. Antes, vamos a explicar su siguiente ataque de locura y agresividad, ocurrido en septiembre de 2021.

En este caso, salió de su casa en El Molar, provincia de Madrid, y apuñaló a dos mujeres. Una fue una cajera de supermercado; la otra, la propietaria, quien consiguió escapar y se refugió en una farmacia cercana. Sus heridas fueron leves —no tuvo igual suerte la cajera, cuyo estado fue grave— y era la esposa de un primo de De Mingo.

La intervención, no exenta de peligro, de los policías municipales que acudieron concluyó con su detención pocos minutos después. A ellos también los atacó y trató de apuñalarlos.

Detención y sentencia

Tras la primera detención en la Fundación Jiménez Díaz, en 2003, no se dictó sentencia hasta el 7 de junio de 2006. Su esquizofrenia paranoide la convirtió en inimputable. Eso sí, fue condenada a pasar 25 años en un centro médico psiquiátrico.

La sorpresa se produjo en 2017, cuando fue puesta en libertad. No importó que su ataque asesino recordara a otros de película, como los de La matanza de Texas o El silencio de los corderos.

Según los informes redactados, su enfermedad se encontraba en remisión completa. Tanto las revisiones psiquiátricas como los permisos se habían cumplido de manera disciplinada y saludable. Durante su internamiento, en cuanto la medicación redujo los síntomas de su deterioro mental, había estudiado tres idiomas y escribió varios relatos.

Los especialistas en salud mental aseguraron que ya no era un peligro. Tomar su medicación y acudir a las citas periódicas de psiquiatría eran suficientes. El compromiso familiar de su madre, para ocuparse de ella, influyó igualmente en su liberación.

Por desgracia, cuatro días después de que los sanitarios le hubieran inyectado su medicación, volvió a atacar en el supermercado. Afortunadamente, esta vez no hubo víctimas mortales.

El caso de Noelia de Mingo demuestra lo difícil que resulta gestionar estos asesinatos en España. A posteriori, parece una temeridad haberla dejado en libertad. Pero ¿se la debería haber mantenido retenida si ya se la consideraba curada?