LAS GRANDES FUGAS DE LA HISTORIA

A lo largo de la historia se han dado huidas verdaderamente asombrosas de algunas de las instituciones más seguras del mundo. Algunas se consiguieron con el trabajo de cerebros criminales, una gran fortuna y una red de contactos a su disposición. En otras ocasiones, sin embargo, las fugas eran producto de presos desesperados e ingeniosos, actuando solos o en pequeños grupos. Aquí están cinco de las fugas más increíbles hasta la fecha.

 

La fuga de El Chapo Guzmán

 Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, también conocido como El Chapo Guzmán, es un narcotraficante mexicano que se dice que encabeza el Cártel de Sinaloa, una organización criminal que lleva el nombre del estado mexicano de la costa del Pacífico de Sinaloa. Según informes, Guzmán se convirtió en el principal jefe de la droga en México después del arresto de su rival Osiel Cárdenas del Cártel del Golfo. Es considerado el «narcotraficante más poderoso del mundo» por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y ha aparecido tres veces en la lista de personas más poderosas de la revista Forbes.

Guzmán fue arrestado en 1993 y encarcelado en México. El 19 de enero de 2001, Francisco «El Chito» Camberos Rivera, guardia de la prisión, abrió la puerta operada electrónicamente de la celda de Guzmán, y este entró en un carro de lavandería, que el trabajador de mantenimiento Javier Camberos había pasado por varias puertas, y salió por la puerta principal. Después, Guzmán fue transportado en el maletero de un coche conducido por Camberos fuera de la ciudad. Pararon en una gasolinera donde Camberos entró, pero cuando regresó, Guzmán se había ido caminando. Según funcionarios, setenta y ocho personas estuvieron implicadas en el plan de fuga, que según se informó, le costó a Guzmán 2,5 millones de dólares.

En 2014 Guzmán fue arrestado por segunda vez, esta vez encarcelado en el Centro Federal de Rehabilitación Social Nº 1, una prisión de máxima seguridad en Almoloya de Juárez, Estado de México. El 11 de julio de 2015, después de que Guzmán no hubiera salido del único punto ciego en su celda que no estaba cubierto por cámaras de seguridad durante veinticinco minutos, los guardias entraron a investigar. Se descubrió que había escapado a través de un túnel que conducía desde la zona de las duchas hasta un sitio en construcción a menos de medio kilómetro de distancia. El túnel estaba a 10 metros bajo tierra, y Guzmán usó una escalera para llegar al fondo. El túnel tenía poco más de un metro y medio de alto y sólo 75 cm de ancho. Estaba equipado con luz artificial, conductos de aire, y estaba hecho de materiales de construcción de alta calidad. También se encontró una motocicleta en el túnel, que las autoridades creen que se utilizó para el transporte de materiales y, posiblemente, del mismo Guzmán.

A pesar de todos estos esfuerzos, Guzmán fue detenido nuevamente en una enorme redada llamada Operación Cisne Negro en enero de 2016. Actualmente se encuentra recluido en una prisión cerca de Ciudad Juárez, próxima a la frontera entre México y Texas.

 

Choi Gap-bok

Detenido el 12 de septiembre de 2012 bajo sospecha de robo, Choi Gap-bok fue recluido en una celda con un pequeño agujero de 15×45 cm entre las barras, para pasar su comida. El 17 de septiembre, mientras sus guardias dormían, Choi Gap-bok atravesó ese pequeño agujero y escapó. Fue vuelto a capturar seis días más tarde y recluido en una celda con una puerta de servicio más pequeña.

 

La fuga de Alcatraz

La isla de Alcatraz se encuentra en la Bahía de San Francisco, a unos 2 km de San Francisco, California, Estados Unidos. La pequeña isla alojó una cárcel federal de alta seguridad – la Prisión Federal de Alcatraz- entre 1933 y 1963. Durante los 29 años que permaneció activa, 36 prisioneros hicieron 14 intentos de huir (dos hombres lo intentaron dos veces). 23 fueron capturados vivos, a 6 les dispararon y los asesinaron durante la huida, 2 se ahogaron y 5 fueron catalogados como «desaparecidos y supuestamente ahogados». De los últimos 5, hay muchos que sospechan que tres podrían haber conseguido escapar.

En la noche del 11 de junio de 1962, los reclusos Allen West, Clarence Anglin, John Anglin y Frank Morris metieron en sus camas cabezas de mentira hechas con una mezcla de jabón y papel higiénico, pintadas con pintura de taller de mantenimiento y con pelo del suelo de la barbería pegado en la parte superior. Usaron toallas enrolladas para crear formas del tamaño de un cuerpo debajo de las sábanas. No era algo muy elaborado, pero fue suficiente para engañar a los guardias que echaban un vistazo a sus celdas mientras hacían sus rondas esa noche. El plan era escapar a través de los conductos de ventilación de las celdas hasta un pasillo de servicio sin vigilancia. Sin embargo, West no pudo salir de su celda lo suficientemente rápido y quedó atrás.

Los hermanos Anglin y Morris subieron por el tubo de ventilación hacia el techo. Llevando una balsa inflable improvisada y otros equipos bajaron una pared de 15 metros deslizándose por un tubo de ventilación de la cocina al suelo. Luego, el trío escaló las vallas de alambre con púas de más de 3,5 metros. En la costa noreste -en un punto ciego de la red de reflectores y torres de la cárcel- inflaron su balsa, usando una concertina como fuelle. Algún tiempo después de las diez de la noche, según han estimado los investigadores, partieron hacia Angel Island, 4 kilómetros al norte.

West cooperó plenamente con las autoridades una vez que se descubrió la fuga, diciéndoles todo, pero, a pesar de varias pistas, el paradero de Clarence Anglin, John Anglin y Frank Morris nunca fueron descubiertos.

 

Pascal Paynet

El 12 de octubre de 2001, Pascal Paynet -un ladrón armado, involucrado en varios ataques que terminaron con muertes- escapó de una prisión en el pueblo de Luynes en Francia a bordo de un helicóptero secuestrado con su compañero criminal Frédéric Impocco. Impocco pronto fue vuelto a capturar, pero Paynet organizó una segunda huida en helicóptero de la misma prisión dos años después, ayudando a escapar a otros tres presos. Todos fueron capturados tres semanas después, en mayo de 2003.

 

La gran evasión

Stalag Luft III fue un campamento de prisioneros de guerra de la Fuerza Aérea alemana durante la Segunda Guerra Mundial, que albergaba a soldados británicos y de la Fuerza Aérea de la Commonwealth capturados. En la primavera de 1943, un líder de escuadrón que había sido capturado, Roger Joyce Bushell de la RAF, planeó un complot para ayudar a escapar no sólo a uno, ni a un puñado de prisioneros, sino a doscientos hombres.

El Gran X – como Bushell era conocido – tenía un plan para cavar tres túneles simultáneamente, de modo que si uno era descubierto por los alemanes todavía habría otras rutas de escape disponibles. Más de seiscientos presos estuvieron involucrados en la construcción de los túneles, que recibieron los nombres en clave británicos de Tom, Dick y Harry. Tom empezó en un rincón oscuro de un pasillo de uno de los edificios, la entrada de Dick estaba cuidadosamente escondida en un sumidero de desagüe en uno de los lavabos, mientras que Harry estaba oculto bajo una estufa. Todo, desde las velas que usaban para iluminar los túneles, hasta la ropa de civil y la documentación falsa que necesitaban para salir del campamento, debían fabricarse en secreto con materiales que habían logrado robar y ocultar.

Cien de los hombres, incluyendo Bushell, eran conocidos como «delincuentes en serie». Eran hombres que tenían un buen nivel de alemán y experiencia en intentos de fuga (aunque nada a esta escala). El segundo centenar fue elegido por sorteo y se le dio el apodo de «tíos duros».

En la noche del viernes 24 de marzo de 1944 comenzó la fuga. Las cosas, sin embargo, no fueron según el plan. Las heladas pusieron las cosas difíciles y uno de los túneles no llegaba hasta donde se supone que tenía que llegar. A pesar de estos y otros contratiempos, un total de 76 hombres escaparon esa noche. El número 77 fue visto por los guardias y obligado a rendirse.

73 de los hombres fueron vueltos a capturar finalmente. 50, incluido el Gran X, fueron ejecutados por formar parte del plan. De los que sobrevivieron, 17 fueron devueltos a Stalag Luft III, dos enviados a Oflag IV-C Colditz, y cuatro fueron enviados al campo de concentración de Sachsenhausen, donde lograron escapar para ser vueltos a capturar poco después.

Aunque fue un fracaso, el alcance del plan, junto con la ingenuidad y la valentía de los hombres involucrados, sin duda hace de La gran evasión una de las historias más increíbles de intentos de fuga.