¿Hay niños en prisión?

El Estado español cuenta con una ley que permite a las madres mantener a sus niños con ellas hasta que cumplan los tres años de edad.

Para procurar el bienestar de los menores existen en nuestro país diferentes estructuras en el sistema penitenciario. Según el Ministerio de Interior, alrededor de 130 niños conviven con sus madres en estas estructuras mientras cumplen su condena.

Las unidades dependientes

Son pequeños hogares exclusivamente para internas en régimen de semilibertad (tercer grado o segundo grado con flexibilidad).

Unidades de madres

Son módulos específicos dentro de las prisiones dedicados a este fin. Están separados arquitectónicamente del resto del centro penitenciario pero dependen de este.

Escuelas infantiles

Son centros de educación infantil dotados de aulas, comedor y zonas al aire libre. Cuentan con profesores y clases como cualquier otra guardería.

Módulo familiar

Es una unidad excepcional para parejas en las que ambos se encuentran en prisión. Según Instituciones Penitenciarias trata de frenar, en lo posible, la desestructuración familiar.

Unidades externas de madres

Surgieron en 2004 en un esfuerzo de Instituciones Penitenciarias (IIPP) por mejorar la situación de este segmento de población. Se creó un modelo arquitectónico separado de las prisiones ordinarias con el objeto de que estas estructuras dispusieran de suficientes espacios al aire libre que facilitaran la libertad de movimientos ya que, las unidades dependientes de las cárceles son más restrictivas. IIPP asegura que están dotadas para cubrir las necesidades específicas de los menores. La idea inicial era hacer un modelo híbrido entre las unidades dependientes y las unidades de madres que dependen de centros penitenciarios. Existen tres en toda España y cada una depende de un Centro de Inserción Social (CIS).

Disponen de sistemas de seguridad “no agresivos”. Es decir, cuentan con controles de vigilancia electrónica como cámaras, alarmas y detectores de movimiento cuyo fin es interferir lo menos posible en la vida de los menores y facilitar su desarrollo e inserción social adecuada. Se trata de causar el menor impacto visual posible para el menor.

Las mujeres condenadas por delitos graves no pueden acceder a las unidades externas de madres. Además, la inserción en este centro es voluntaria y las internas deben asumir ciertas responsabilidades como la participación en programas terapéuticos, la adquisición de hábitos laborales para la inserción, el mantenimiento de un estilo de vida saludable y la prohibición del consumo de drogas.

Las visitas de padres, abuelos, etc., al menor se realizan de manera que se permite el contacto directo. También se permiten las salidas del menor siempre y cuando no supongan ningún riesgo para este.

Las Unidades están dotadas también con las llamadas escuelas de madres, encargadas de la formación de las internas. Facilitan itinerarios formativos para la futura inserción en el mundo laboral cuando las mujeres abandonen la cárcel. También hay charlas, cursos y talleres relacionados con los cuidados del bebé, informática, peluquería, manualidades o actividades terapéuticas.

En lugar de una celda, las internas madres junto con sus hijos disponen de un pequeño apartamento para su vida cotidiana en el que disfrutan de intimidad aunque bajo la supervisión del centro. Tienen un pequeño sofá, televisión y microondas. Cada madre recoge el desayuno y la cena para disfrutarlo en su habitación con su hijo.

En nada se parece a las celdas de la prisión del condado de Fulton, en Atlanta, donde los nuevos participantes de 60 Días Dentro se encuentran infiltrados. No te pierdas los NUEVOS EPISODIOS los lunes a las 21:20h.