El asesinato de Rocío Wanninkhof

El 9 de octubre de 1999 era asesinada en Mijas (Málaga) Rocío Wanninkhof. Su crimen y sobre todo, su búsqueda, conmocionó al país.

Rocío tenía 19 años cuando se le perdió la pista un 9 de octubre sobre las 21:30, después de salir de casa de su novia y dirigirse a la suya para arreglarse y salir de fiestaa.

A la mañana siguiente, al no regresar Rocío a su casa, su madre, Alicia Hornos, comenzó a preocuparse y pidió a la hermana de esta que fuera a casa de su novio a preguntar. Al volver le comentó que este finalmente se había quedado dormido y no había acudido a las fiestas, pero que le habían comentado que habían visto a Rocío en las mismas.

Hornos, tras algunas horas, decidió salir con su pareja a dar un paseo por la zona y enseñarle unas ruinas cercanas. Mientras paseaban, se percató de la existencia de unas zapatillas y un pañuelo en un descampado. Junto a los objetos había restos de sangre. Esta llamó a la Guardia Civil para ponerles en conocimiento del hallazgo quienes acordonaron la zona y procedieron al análisis de las prendas y la sangre encontradas. El estudio confirmó que pertenecían a Rocío Wanninkhof.

El 17 de octubre, 7 días después, se organizó una búsqueda liderada por la Guardia Civil. Tras tres semanas se encontró el cadáver de Rocío, que se hallaba en muy malas condiciones: había sido quemado. A algunos metros de distancia se encontró una bolsa de basura grande en las que había dos camisetas pertenecientes a la víctima.

 

INVESTIGACIÓN

La investigación concluyó que Rocío no había sido asesinada en el lugar en donde había aparecido su cadáver, si no que había sido asesinada en otro punto y después trasladado su cuerpo en un coche.

Los investigadores se centraron en un primer momento en el novio de Rocío como principal sospechoso, quién declaro que no disponía de carnet de conducir. Finalmente, la Guardia Civil redujo la lista de sospechosos a uno: Dolores Vázquez, ex pareja de la madre de Rocío, quien estaba del todo segura de que había sido la asesina.

Se le sometió a largos interrogatorios en los que nunca se derrumbó y defendió su inocencia en todo momento. Ante la presión social del caso, que adquirió una gran repercusión mediática, finamente fue detenida e internada preventivamente en prisión.

Posteriormente, el Instituto de Toxicología afirmó que las fibras de ropa encontradas en el cuerpo coincidían con ropa deportiva de Dolores Vázquez gracias a una prueba realizada con microscopio.

 

PROCESO JUDICIAL

El juicio, que se realizó ante un jurado popular, comenzó en septiembre de 2001 y en él declararon testigos, amigos y familiares tanto de la víctima como de la acusada. 25 días después, el jurado consideró a Dolores Vázquez culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof, y el juez la condenó a 15 años y un día de prisión.

Tras el recurso presentado por su defensa, el Tribunal Superior de Andalucía ordenó a la Audiencia Provincial de Málaga celebrar un segundo juicio, ya que consideraron que la repercusión mediática que había tenido el caso había influido más de lo debido en el jurado popular. El juicio quedó fijado para otoño de 2013 pero antes el caso cambió de rumbo.

 

GIRO INESPERADO DEL CASO

En agosto de 2003, Sonia Carabantes fue asesinada en Coín (Málaga) y durante la investigación del caso, la Guardia Civil descubrió que el ADN del asesino coincidía con el encontrado en una colilla en el lugar en donde se encontró a la joven Rocío Wanninkhof. Pertenecía a un hombre británico llamado Tony Alexander King que residía en la zona. Fue detenido y llevado a sendos juicios por los asesinatos de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes.

King confesó ambos asesinatos y fue condenado a 36 años de prisión por el asesinato de Sonia Carabantes y un intento de violación, y a otros 19 años y 294.000 euros de indemnización por el asesinato de Wanninkhof.

El jurado popular que le consideró culpable declaró a su vez que no había actuado solo, si no con cómplices.