Cuatro criminales pillados por la tecnología

El avance de la tecnología de las últimas décadas ha sido decisivo para que muchos de los grandes criminales de finales del siglo XX acabasen en la cárcel. La definición de las cámaras, su posicionamiento y la aparición de elementos como las redes sociales ha aumentado los recursos de la policía y, en ocasiones, incluso ampliado la colaboración ciudadana.

Lo que seguramente no esperaban los agentes en todo el mundo es lo mucho que el avance de la tecnología ha dejado en evidencia a los criminales, siendo incluso ellos mismos los que desvelan su paradero ante las autoridades.

Hoy en AMC CRIME hablamos de alguno de los casos más conocidos en los que los criminales desvelaron sus cartas sin pensárselo dos veces.

LOGAN JAMES

En 2015 un joven galés retó a la policía de su pueblo, Gwent, a una persecución al más puro estilo cinematográfico. Con la frase «cógeme si puedes» en la página de Facebook donde los agentes habían publicado su foto policial, Logan James pretendía alterar al cuerpo y evitar que continuasen hablando con su familia para descubrir su paradero.

Logan Rhys James, de 19 años, se encontraba en busca y captura tras saltarse una reunión con el agente la Condicional tan solo una semana después de su salida de prisión. Allí había pasado los últimos ocho meses tras apuñalar en mitad de la calle a otra persona.

JAMES ALLAN

¿Tirar o empujar? A veces la cuestión es tan simple como esa. En 2012 James Allan fue captado por una cámara de vigilancia tras encontrarse con esta problemática.

Allan intentaba huir después de robar una tienda de Abingdon, Oxfordshire, con la cara descubierta. El ladrón se había quitado el pasamontañas tras su hazaña y, tras un tropezón en el camino, se dio cuenta de que no podía huir porque la puerta no se abría a pesar de sus esfuerzos. Estaba tirando en vez de empujando.

Finalmente, la mujer a la que acababa de robar con un arma de juguete tuvo que acercarse para ayudarle a abrir la puerta. La imagen capturada por la cámara de vigilancia incrementó la sentencia en prisión de James Allan, condenado a tres años.

DONALD «CHIP» PUGH

La vanidad puede ser nuestro peor enemigo. Si no lo creéis, preguntad a Donald «Chip» Pugh, un criminal que acabó en la cárcel tras enviar a los agentes una foto en la que salía mejor. ¿El objetivo? Que cambiasen la foto que le hicieron al ficharle y que ahora estaban difundiendo en redes.

En 2016 la Policía de Lima (Ohio) buscaba a Pugh por casos de vandalismo y provocación de incendio. Los carteles que el cuerpo de la LPD difundía como «se busca» no le hacían justicia, según el parecer del criminal, y fue él mismo quien decidió enviar por mensaje de texto un nuevo selfi. Vestido con ropa cara y en el interior de un coche de lujo, Pugh quería que difundieran esa en la que «parecía Chris Brown».

Unos días después de esta peculiar muestra de ego, Donald «Chip» Pugh fue detenido y encarcelado en Century, Florida. 

ASHLEY KEAST

Gracias a nuestros smartphones podemos inmortalizar cada momento de las vidas. Eso pensó Ashley Keast, un joven de Rotherrham, Inglaterra, cuando se sacó un selfi mientras robaba en una casa y lo envió, sin saberlo, a los contactos de la persona a la que estaba robando. 

Como parte del botín, Keast decidió robar una tarjeta SIM para ponerla en su móvil y sacarse un selfi. El joven, que solo tenía 25 años en el momento del crimen, decidió fotografiarse en uno de los espejos de la casa que estaba asaltando y enviarla por Whatsapp a todos sus contactos. Lo que él no había pensado es que, gracias a la SIM que había metido, también estaban en la lista los contactos de la víctima. 

Gracias a la aplicación y a los datos que emitía la tarjeta SIM, la policía consiguió atrapar a Ashley Keast en su propia casa, donde también tenía escondido un Rolex. Keast confesó su crimen y fue sentenciado a casi tres años de cárcel.