Antiguas y modernas penas capitales

La pena capital recibe este nombre por ser la máxima pena que se puede imponer, al producir la muerte. Controvertida desde sus inicios y activa hoy en varios países del mundo, sus límites están en la imaginación de los hacedores y ejecutores.

 

“Afortunadamente” los métodos de ejecución de las penas capitales han ido evolucionando junto con la sociedad. Se han humanizado para tratar de evitar el dolor y que el fallecimiento del ejecutado sea lo más rápido posible. Este hecho, notable en los países de mayor desarrollo, todavía no es así en todos.

 

Estos son algunos de los métodos de ejecución que se han utilizado y se utilizan alrededor del mundo y en diferentes épocas.

 

  • Garrote vil: existieron diferentes versiones, siendo la principal un tablón de madera que portaba un collar en uno de sus extremos con un tornillo acabado en una bola o punta, que era accionado por el verdugo desde la parte trasera, causando la rotura del cuello mediante torniquete. La muerte se producía de forma instantánea siempre y cuando las condiciones fueran las esperadas. En función de la fuerza física y el tamaño de los músculos del condenado, el verdugo debía disponer de buena forma física para causar la muerte rápida. En caso contrario, la muerte se producía con lentitud, como en el caso de la ejecución de José María Jarabo. Este método se utilizó en España desde principios del siglo XIX, hasta la abolición de la pena de muerte contemplada en la Constitución de 1978, aunque hay documentos que demuestran que se utilizó también durante la Inquisición. Según varios autores, resulta imposible cuantificar el número de ejecutados en el garrote vil en España.

 

 

 

  • Horca: este método es uno de los más utilizados y conocidos de la historia y no es necesaria una explicación de su funcionamiento. Actualmente está vigente en países como Singapur, Malasia, o en algunos estados de Estados Unidos, donde existe la posibilidad de que el condenado elija esta opción para su ejecución.

 

 

  • Hoguera: esta condena a muerte es célebre gracias a la Inquisición española y su caza de brujas, pero utilizada a través de la historia a lo largo y ancho del mundo. Es considerada una de las más crueles por el dolor que produce y la no inmediatez de la muerte. Esta se producía por diferentes motivos: según el tamaño del fuego, si este era grande, los condenados morían por respirar dióxido de carbono antes de que las quemaduras fueran mortales. Sin embargo, si el tamaño del fuego era menor, producía quemaduras que sí eran mortales cuando estas llegaban a los órganos vitales. Actualmente no es legal en ningún país del mundo, pero son conocidas algunas ejecuciones en hogueras por turbas o grupos terroristas.

 

 

 

 

  • Fusilamiento: el pelotón de fusilamiento es tristemente conocido por haberse utilizado muy habitualmente durante la Guerra Civil. Un pelotón de varios soldados en línea se disponía de frente al condenado o condenados en caso de un fusilamiento múltiple. En ocasiones se cargaban las armas con salvas para que existiera siempre la duda de la culpabilidad por parte de los ejecutores.

 

 

  • Silla eléctrica: el cine ha retratado multitud de condenas a muerte pero la silla eléctrica es la más extendida. Aunque pueda parecer sorprendente, aún en algunos estados de Estados Unidos existe como opción para los condenados. Fue inventada en Estados Unidos en 1886 como método de ejecución más humano para sustituir a la horca, vigente hasta entonces. La manera en que este sistema funciona es la siguiente: electrodos son colocados en el condenado, uno en la cabeza y otro en la pierna. Después se aplican tres ciclos de diferentes corrientes (2000-1000-2000v). Esto provoca la contracción inmediata de los músculos, incluido el corazón, que automáticamente se para.

 

 

  • Cámara de gas: método que trató de humanizar a su vez la silla eléctrica en la búsqueda continua de infringir la menor cantidad de dolor posible al condenado. Su funcionamiento consiste (ya que hoy existe como opción en varios estados de Estados Unidos) en la introducción de gas nitrógeno en una cámara sellada en la que permanece el condenado. De esta forma, la sangre se queda sin oxígeno y el reo pierde la consciencia en la llamada “muerte feliz”. La misma que experimentan los pilotos cuando sus aviones se despresurizan. La muerte se produce por hipoxia.

 

 

 

 

  • Inyección letal: a día de hoy China, Vietnam y Estados Unidos utilizan la inyección letal como método principal de ejecución. En realidad son tres inyecciones, de las cuales la primera es utilizada para evitar sufrimiento. Primero se administran los fármacos que causan inconsciencia, después se administran bloqueadores neuromusculares, que causan parálisis y detienen la respiración. Por último, se inyecta cloruro de potasio, que causa parada cardíaca. Este método se encuentra bajo fuerte controversia después de varios casos en los que los condenados tardaron mucho tiempo en fallecer. Además no está del todo probado que el ejecutado no sufra durante el proceso.

 

 

 

 

 

“Cuando Estados Unidos abandone por fin la horrenda práctica de la pena capital, los primeros años del siglo XXI se observarán como un periodo peculiar durante el cual personas razonables para muchos otros temas debatían acaloradamente cómo matar a otras personas infringiendo la menor cantidad de dolor constitucionalmente admitida”. –  The New York Times del 27 de enero de 2015.