Cómo analizar la mente de un asesino

Para analizar la mente de un asesino es necesario situarse en sus patrones de comportamiento y pensamiento con el fin de averiguar de qué tipo de asesino se trata: si es un asesino fortuito, en serie, itinerante o imitador, entre otros.

Los principales canales de investigación encargados de esclarecer las posibles claves que desencadenan el impulso criminal son la policía científica, la criminología y la psiquiatría. Otras ciencias, como la neurología, o áreas que estudian el comportamiento humano (sociología, antropología y psicología) o lo interpretan a través de otros instrumentos, como la grafología servirían de apoyo para la elaboración de un perfil más preciso.

La mente de cada criminal es diferente en cada caso y cumple con patrones que es necesario analizar para formar su mapa homicida. El grueso del análisis y su punto de partida consiste en responder a las preguntas qué, dónde, cuándo, cómo, quién y por qué.

Veamos la forma de abordar estas cuestiones:

  • Qué
    El primer paso se inicia con el descubrimiento de la víctima para valorar de qué tipo de víctima se trata, con el fin de clasificar el primer perfil del asesino.
  • Dónde
    La escena del crimen ofrece innumerables indicios físicos (muestras de tejidos, de sangre, cabello) o psicológicos (disposición del cadáver, preferencia de horario) para la identificación del asesino.
  • Cuándo
    El momento en que se ha cometido el crimen puede revelar el tipo de psicópata, si es un asesino en serie, itinerante o copycat ya que se buscan similitudes con otros crímenes investigados.
  • Cómo
    El modus operandi y los instrumentos empleados en el asesinato.
  • Por qué
    Su motivación para haber cometido el crimen, sexual, económica, poder…

Una vez que la policía forense y criminal ha dado respuesta a estas cuestiones, se procede a la investigación centrada en los aspectos personales del autor del crimen. Se analiza su perfil social, psicológico y biológico con el fin de adentrarse en la mente criminal:

  • Perfil social:
    La infancia y su entorno social y familiar son muy reveladores. Se tiene en cuenta, por ejemplo, si cumplen con el triángulo homicida (maltrato animal, provocación de incendios o enuresis nocturna), si han sufrido abusos sexuales, su entorno (conflictivo, rodeado de drogas o prostitución), su relación con otros niños, su formación educativa. Sin embargo, estas circunstancias pueden no haberse dado en algunos asesinos y haber disfrutado de unos antecedentes no conflictivos.
  •  Perfil psicológico:
    Se analizan rasgos como la agresividad, el trastorno antisocial de la personalidad, el instinto sexual desviado, la megalomanía, el egocentrismo, la falta de empatía, la insensibilidad, el complejo de Dios, la perversión y todas aquellas características comunes al perfil de un criminal.
  • Perfil biológico:
    Se estudian sus componentes genéticos y biológicos como su ADN, si posee el cromosoma XYY, deformidades en las zonas temporales del cerebro o alteraciones en el lóbulo frontal (encargado de las emociones) o antecedentes genéticos de criminalidad familiar.

En conclusión, el análisis de todos estos aspectos de la mente criminal permite crear un mapa homicida que según Robert Ressler, criminólogo del FBI, podría evitar o predecir un siguiente crimen. Sin embargo, es un campo de estudio abierto, ya que la mente de un asesino también puede ser imprevisible.