Cazarrecompensas: mitos y verdades

Cuando en una determinada situación aparece la palabra ‘cazarrecompensas’, inmediatamente nos viene a la cabeza la imagen de los Estados Unidos y, después, lo asociamos con los tiempos del Far West (Lejano Oeste).  Allí es donde huían todos los villanos de la época, ya que el país se fundó desde su flanco Este y las montañas de los Apalaches -complementadas por el río Mississippi- estaban consideradas como una frontera natural. Pero, nada más lejos de la realidad, esta figura mitificada sigue perviviendo e integrada en la justicia estadounidense actual.

El cazarrecompensas o agente de libertad condicional continúa gozando de buena salud en Norteamérica y está respaldado por la ley, desde que en 1873 la Corte Suprema fallase a su favor en el juicio Taylor vs Taintor. Tras la sentencia, se establecieron fianzas para los delincuentes en libertad provisional y a la espera de ser juzgados: cuanto más grave es el delito, más grande es la cantidad a aportar por el acusado. Los cazarrecompensas se llevan entre el 10 y 20% del depósito total.

La National Association of Bail Enforcement Agents es el organismo que acoge al 90% de los agentes de libertad condicional. Estos, cuentan con más respaldo jurídico que los policías locales, dependiendo el Estado en el que trabajen, porque el imputado firma un documento ante el juez en el que pierde varios de sus derechos como ciudadano:

– Puede ser detenido en cualquier Estado, sin mediar extradición.

– El cazarrecompensas puede entrar en cualquiera de sus propiedades privadas sin aviso. El único requisito que debe cumplir es asegurarse, previamente al allanamiento, que la persona que busca vive allí.

– No es necesario leerle los derechos al arrestarlo.

El método. La búsqueda se realiza por medio de bases de datos. Hoy en día, casi todo queda registrado: direcciones, números de teléfono, matrícula de vehículos, tarjetas de crédito y asistencias al médico u hospitales. La idea es cogerlo en el momento que salga a la calle. Una vez capturado, el cazarrecompensas lo traslada hasta el tribunal correspondiente y cobra por su fianza.

No obstante, la misión es entregar al delincuente con vida: muerto no vale nada. Las heridas graves o huesos rotos también procederían a la no aceptación del preso. Las comisarías estadounidenses no se arriesgan a la posibilidad de enfrentarse a responsabilidades legales que les acarrearían la defunción del sujeto.

Si te interesa el tema y el enigma que rodea a este símbolo de la cultura americana, no puedes perderte todos los sábados a partir de las 22:00h. Cazacamiones.

En Estados Unidos desaparecen todos los años miles de camiones y sus valiosos cargamentos, y la economía depende de que estas mercancías se localicen y entreguen a tiempo. Los Cazacamiones son grupos de estos modernos cazarrecompensas, que compiten entre ellos por recuperar los cargamentos perdidos. Un día en su vida nunca es fácil, pero la perspectiva del dinero mantiene a estos hombres al acecho constante.