Seguro que a muchos os ha ocurrido el ir por la acera y de repente sobresaltaros al notar un coche pasando a vuestro lado. No, no es que estuvierais ensimismados en vuestros asuntos o hayáis perdido oído, es que con casi toda seguridad se trataba de un coche eléctrico.
Una de las características de estos coches es que no suenan apenas y aunque puede parecer algo positivo, puede ser también negativo y sobre todo, peligroso
Hasta ahora una de las formas que tenemos para saber si un coche se acerca es escuchándolo. Aunque vayamos a favor de la marcha por un arcén o acera, sabemos que un coche se aproxima por el ruido del motor. Esto se acabó con los coches eléctricos que cada vez más llegan a las ciudades españolas. A primeros de año Europa aprobó una ley por la cuál los coches eléctricos tienen que tener instalados unos sistemas acústicos que se activen automáticamente cuando bajen de 20 km/h o se muevan marcha atrás. Este sonido tendrá que estar entre los 56 y los 75 decibelios y deberá variar según la aceleración del vehículo para que la gente perciba ese movimiento.
Una de las razones principales para esta medida es el aumento de percances que los transeúntes tienen con este tipo de vehículos, sobre todo las personas invidentes o con visibilidad reducida que se fiaban de su oído hasta ahora para percibir un coche acercándose.