El 26 de enero de 2007, el empresario Eric Volz debía acudir al juicio por la violación y asesinato de su ex novia, Doris Jiménez.
Volz era americano aunque se encontraba en Nicaragua sentando las bases de un negocio cuando se vio envuelto en el caso. Contaba con una gran coartada: sus compañeros y amigos lo situaban a más de dos horas de distancia de la escena del crimen. Además había otros sospechosos con cicatrices y heridas asociadas a este tipo de crímenes. Esto llevó a que el entorno de Volz creyera que estaba siendo incriminado por ser extranjero. Si esta era la intención de la fiscalía, ciertamente, consiguió su objetivo. Volz padeció las protestas y los ataques por parte de la multitud y debido a esta atmósfera violenta en la que se encontraba se tomó la decisión de aplazar el juicio.
A pesar de la pausa, Volz fue posteriormente juzgado y condenado a 30 años de cárcel. Sin embargo, el veredicto fue revocado más tarde por falta de pruebas y Volz fue puesto en libertad.
