El asesino Gary Gilmore fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento a las 8 de la mañana del 17 de enero de 1977 poniendo fin a un periodo de 4 años en el cual la pena de muerte era ilegal en los Estados Unidos. A pesar de los esfuerzos de activistas por los derechos civiles, volvió a instaurarse la pena capital y Gilmore asumió su fatal destino con sorprendente gratitud. Tras varios intentos de suicidio, las últimas palabras de este hombre, impaciente por la muerte, fueron: «Vamos a hacerlo».
A pesar de que el número de asesinatos cometidos por Gary Gilmore fue relativamente pequeño -solo dos- su nombre permanecerá en la historia por ser el primer hombre ejecutado por pena capital tras años en los que la medida estuvo abolida. Además resultó una persona un tanto peculiar debido a que rechazó todas las posibles vías legales para evitar o aplazar su ejecución.
Gary Gilmore nació en una zona rural de Texas y tuvo una infancia un tanto complicada. Su padre se encontraba inmerso en conflictos derivados del alcoholismo y su madre era una persona fría y apasionada del ocultismo. Ya desde muy joven comenzó a cometer robos y pequeños hurtos. A los 15 años dejó el colegio y perpetró el robo de un coche, lo que le costó una pena en el correccional de Oregón. Allí comenzó a ganarse mala fama debido a su comportamiento violento.
Inmediatamente después de ser puesto en libertad cometió otro robo que le llevó directo a prisión. Pasaba mucho tiempo solo en la cárcel así que desarrolló grandes habilidades artísticas e incluso obtuvo premios. Cuando obtuvo la libertad condicional iba a acudir a una escuela local de arte pero volvió a reincidir. Cometió un atraco y fue condenado a otros 9 años de prisión.
En la cárcel siempre había tenido un comportamiento violento y ligado a las drogas. En esta ocasión pidió el traslado a un centro penitenciario de máxima seguridad y comenzó a compartir correspondencia con su prima Brenda Nicol, quien le aportaba apoyo moral. Volvió a salir de la cárcel en 1976 hasta que cometió el asesinato que le llevaría al corredor de la muerte.
