John Gotti

John Gotti fue uno de los últimos capo de la mafia estadounidense de origen italiano: La Cosa Nostra. Fue el líder de la organización criminal de la familia Gambino.

 

Su infancia transcurrió entre bandas callejeras del barrio del Bronx (Nueva York) y posteriormente de Brooklyn, donde era conocido como Johnny Boy. Durante su juventud, comenzó su carrera delictiva cometiendo robos. A los 21 años tuvo su primera hija y un año después contrajo matrimonio.

 

Fue en 1966 cuando Gotti entró en la mafia, primero como matón y después con encargos algo más importantes. Cuando llegó al poder de su banda, su contacto con Don Carlo Gambino, líder de la organización criminal con su mismo apellido, fue más intenso y frecuente, por lo que se fue ganando su confianza. Tiempo después, su rápido ascenso hacia el poder fue truncado por una sentencia de cuatro años de prisión por robo. Al poco tiempo de salir de la cárcel, Carlo Gambino falleció y el poder lo tomaría su primo y cuñado Paul Castellano.

 

Al final Gotti decidió asesinar a Castellano temiendo que este pudiera hacer lo mismo, por lo que finalmente se hizo con el mando del clan Gambino. A pesar de la repercusión mediática que provocaba y su conocida actividad criminal, Gotti consiguió evadir la justicia en muchas ocasiones a base de sobornos y amenazas. Siguió a la cabeza de la mafia hasta que en 1990, él y su lugarteniente Sammy Bull fueron detenidos gracias a una larga investigación. Su detención no era infrecuente, pero lo que cambió su destino fue la participación de su mano derecha, Bull, como testigo del Gobierno, respaldando las acusaciones a cambio de una mejora de su condena.

 

Fue condenado a cadena perpetua por 14 delitos de asesinato, extorsión, y evasión de impuestos. Desde prisión siguió ejerciendo el poder y controlando la mafia a través de su hijo John Gotti Junior.

 

En 2002, a los 61 años de edad, falleció de un cáncer de garganta. Su cortejo fúnebre fue como había sido su vida, ostentosa y rodeada de parafernalia. Grandes limusinas llenas de flores atravesaron Nueva York transportando su féretro dorado.