Al Capone

El 17 de enero de 1899 nacía en Brooklyn uno de los gánsters más temidos para la sociedad americana. Alphonse Capone, autor de las más sangrientas masacres entre clanes mafiosos procedentes de la inmigración italiana del siglo XIX.

Antecedentes

Criado en el seno de una familia de inmigrantes italianos, creció cerca del muelle, en un modesto e insalubre hogar. El entorno de su infancia, pese a provenir de una familia honrada, estuvo marcado por los conflictos propios de la clase inmigrante más desfavorecida y el peligro de vivir entre el rechazo de la sociedad americana de aquella época (tremendamente clasista) y las extorsiones de la Camorra italiana.

Todo ello comenzó a marcar su carácter desde muy joven, aplicando esa misma extorsión que veía entre su gente a los niños más pequeños que él. Finalmente, a los 14 años y a pesar de ser un alumno prometedor, fue expulsado del colegio al agredir a una maestra.

De ahí, su primer trabajo fue en una bolera de Brooklyn. Allí conocería al gánster Johny Torrio, que en breve se convertiría en su mentor y contacto para dar el salto a las bandas juveniles. Más tarde, el joven Al Capone conseguiría convertirse en el guardaespaldas del Mafioso Frankie Yale y probar su valía.

Los primeros pasos: Chicago

En 1919 tras dictarse la decimoctava enmienda o Ley Volstead (o Ley Seca) donde se prohibe la producción, importación y consumo de bebidas alcohólicas la delincuencia observó su máximo apogeo.

La sed de poder trasladó a Al Capone a Chicago junto con su mentor para trabajar como guardaespaldas del tío de Torrio, Big Jim Colosimo, quien controlaba la mayoría de los clubes y prostíbulos. Las espaldas del mafioso fueron cubiertas, pero de tierra, pues al poco tiempo murió asesinado supuestamente por Capone. Torrio ocupó su lugar y ascendió el primer peldaño de la escalera de poder. Después de un intento de asesinato fallido pero con serias consecuencias contra su jefe, Capone quedó al mando del imperio de contrabando, prostíbulos y extorsión.

Un lobo con piel de cordero

Su don de gentes, su audacia para los negocios y su valentía (iba siempre desarmado) también le sirvieron para hacerse con la confianza de la policía y el gobierno local del municipio de Cicero, donde se repartiría altos cargos del municipio y controlaría burdeles, garitos y casas de apuestas. Destacaba por su elegancia, serenidad y dotes para la política y fue considerado un respetable hombre de negocios muy importante en su comunidad.

Sin embargo, la naturaleza psicológica del rey del hampa era otra. Como hijo de inmigrantes italianos procedentes del campo, ocupaba un lugar marginado en la sociedad americana relegada a trabajos de obra. Su complejo de inferioridad unido al hecho de acatar la ley del más fuerte le hicieron sentir un profundo desprecio por su entorno y actuar de forma violenta. Su falta de empatía y crueldad fueron los condicionantes de toda su carrera criminal. Una carrera que de 1924 a 1929 tiñó las calles de Chicago en su nombre, llegando hasta 64 asesinatos de miembros de bandas rivales al año.

Uno de los hechos más relevantes fue la Matanza del Club Adonis en 1925, en la que Capone mandó acabar con todos sus rivales de las mafias irlandesas. En 1929, les tocaría el turno a sus opositores italianos en la Matanza del día de San Valentin.

Capone acorralado por dos frentes

Tras las masacres protagonizadas por sus lacayos, se creó una alarma de pánico entre los ciudadanos influyentes. Al Capone comenzó a perder su apoyo político y la policía intensificaba sus investigaciones en torno a la figura del “respetable” mafioso. De esta última parte surgieron dos iniciativas federales contra el mayor gánster de la historia.

Por un lado, ¨Los Intocables¨, encabezados por el agente federal Eliot Ness, consiguieron desmantelar toda su industria de tráfico de alcohol y salir indemnes.

Por otro, una fuerza especial del Departamento del Tesoro logró llevarle a los tribunales por evasión de impuestos, a pesar de que nunca se le pudo ligar con ningún asesinato.

El capo más perseguido de América fue condenado a 11 años de prisión tras 9 años de juicios amañados y sobornos. A los 6 años y medio, afectado de sífilis terciaria, fue puesto en libertad por buen comportamiento. Falleció en casa de un infarto al corazón a los 48 años.